El Mundo

Orgulloso padrino

-

Era el toro de alternativ­a. Aún no había tenido lugar la ceremonia y lo recibió con el capote con las dos rodillas en tierra. Una clara declaració­n de intencione­s de la llegada de Iván al escalafón. La entrega, clave fundamenta­l del toreo. Le di la alternativ­a en Bilbao y mis palabras eran de buena fortuna hacia una carrera de gran sacrificio, lucha y con notables opciones de resultar exitosa. Apenas unos años después compartí cartel con él en una de las tardes felices en su vida y el sueño de todos los toreros: triunfar en Las Ventas.

Todo nace en la tauromaqui­a a partir de la entrega. La entrega al toro, al público y a tu profesión. Y Fandiño fue uno de sus mejores representa­ntes. El arrojo de tirarse a matar un toro sin muleta es una imagen con la que se quedarán muchos aficionado­s para plasmar su cualidad más cantada: el valor. Y las cornadas, que duelen todas, le acompañaro­n en su camino sin que aparenteme­nte le afectaran. Porque su amor propio, su orgullo, su vergüenza torera sostuviero­n una carrera de un mérito extraordin­ario. Estoy muy orgulloso de ser tu padrino y tu sangre es la nuestra. Porque nos une a todos los toreros y nos rompe el corazón tu adiós. Hasta siempre, Iván. Hasta siempre, torero. unos a otros… En sus caras sentí la impotencia que teníamos todos», relata. Y recuerda las últimas palabras del torero.

«Él estaba consciente y hablaba con dificultad, pero hablaba. Entró diciendo que le dolía mucho el pecho y que no podía respirar. Le pusieron una mascarilla con oxígeno y dijeron que lo mejor era llevarle al hospital de Mont de Marsan».

Comenta que en la enfermería permaneció durante «casi una hora», tiempo por donde el torero vizcaíno perdió el hilo de vida que le quedaba: «Dijo que quería que le hiciesen algo porque se le iba el cuerpo».

Jarocho llevaba a las órdenes de Fandiño desde 2006, pero eran amigos de toda la vida. Ambos, al igual que Barrio, compartían la pasión y los sueños de ser toreros en una tierra no muy proclive a estos menesteres. No les importó. Eran David en un mundo gobernado por Goliats. «Nos movía la ilusión, el querer abrirnos paso, el luchar por cumplir un sueño. Víctor e Iván era mis referentes y lo que ha pasado es demasiado duro para entenderlo».

En 2005, cuando cambió el oro por la plata, Roberto Martín Jarocho dejó claro que su lucha continuaba. «Lo importante va a seguir», dijo con el convencimi­ento de encontrar la gloria a las órdenes de grandes maestros. Gloria convertida ahora en tragedia con la muerte en directo de sus dos amigos. «Mi vida sin ellos no tiene sentido», sentencia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico