ORGULLO GAY
La marcha por los derechos de los homosexuales en Ucrania sigue en pie a pesar de las amenazas de la ultraderecha
Tatiana y Olga van cogidas de la mano. Ambas sonríen. Esta pareja de lesbianas se desplazaron ayer desde la ciudad ucraniana de Dnipro hasta Kiev para asistir a la marcha por la igualdad y derechos LGTB. Están cansadas de pasarse toda una vida escondidas y por eso han acudido a la manifestación. «No tiene sentido seguir viviendo con miedo. Ucrania es un país europeo, tenemos que integrarnos y compartir los mismos valores que el resto de los países europeos», declara Olga minutos antes del inicio de la marcha.
Son las ocho y media de la mañana, aún falta hora y media para el inicio de la manifestación. Un fuerte dispositivo de seguridad rodea la calle Volodymyrska en el centro de la ciudad. Pasar por un detector de metales es obligatorio para acceder a la marcha y filtrar así objetos que puedan utilizarse de manera violenta contra los manifestantes. En el interior, dos grupos se diferencian: a la derecha, los manifestantes pro-derechos LGTB; a la izquierda, los contramanifestantes homófobos.
A pesar de que es un día de lucha por los derechos de las personas lesbianas, gays y transexuales en Ucrania, la policía permite el acceso a diversos grupos de extrema derecha, algunos de ellos visiblemente identificables por sus carteles o camisetas con mensajes violentos. Bajo los gritos, mayoritariamente en ruso, de «familia tradicional, país sano», «no a la dictadura gay» o «la homosexualidad en un peligro para la nación» los contramanifestantes, iracundos, miran y se acercan a un joven envuelto en la bandera del arcoíris y se la quitan, para rodearla y quemarla con un mechero.
Katia, de nacionalidad ucraniana, siente miedo de participar en la marcha LGTB: «Ucrania es un país donde la Iglesia tiene mucho poder e influencia en las personas, el pasado soviético continúa muy presente». A tan sólo unos metros de los opositores, por primera vez en la historia de la marcha, un camión lleva cinco drag queens que bailan y animan a los asistentes. Los manifestantes corean eslóganes como «los derechos humanos por encima de todo» y «los derechos no se dan, se conquistan». Colores chillones, banderas y rostros pintados destacan entre los uniformes militares de los más de 6.000 agentes, según fuentes oficiales, responsables de la seguridad. Esta «Marcha por la Igualdad», organizada por activistas del grupo Kiev Pride, cuenta con el apoyo de diferentes asociaciones (Amnistía Internacional, Insight, ILGA Europa) y representantes internacionales, como Roman Waschuk, embajador de Canadá en Ucrania. «El Gobierno canadiense apoya la igualdad de derechos. No podemos tolerar que los contramanifestantes, aunque no estén de acuerdo, ejerzan la violencia», argumenta Waschuk.
Al final de la marcha, los asistentes obedecen las normas de los organizadores: desactivar la geolocalización de sus teléfonos para evitar el seguimiento de los radicales. Tras sesenta minutos de marcha históricos, toca desprenderse de cualquier simbología, guardar las banderas arcoíris y volver a casa.
Los manifestantes quitan la localización de sus móviles para evitar que los sigan