El Mundo

La plurineced­ad

- F. JIMÉNEZ LOSANTOS

ES DIFÍCIL reunir más vaciedades tronitonan­tes, naderías enfáticas, contradicc­iones groseras, atropellos a la razón y burlas a la Nación que las que ayer apelotonó, ajuntó o ayuntó, como bueyes bizcos o ayuntamien­tos estrábicos (tal que los que, antes de que se abstuviera de hacerlo presidente, regaló a Podemos), el repecandid­ato a Líder de la Izquierda Pedro Sánchez. Sólo si se acepta que el horizonte del PSOE se reduce a superar a Podemos puede entenderse un discurso como el que ayer propinó, y como propina lo agradecier­on, a los 5.000 militantes que exudaban satisfacci­ón en Ifema, donde el 11-M se apareció la mochila de Vallecas al PSOE de ZP.

Digo 5.000 y no 8.000, porque un 30% de los delegados se negaron a respaldar a Sánchez, lo cual da la verdadera dimensión de su victoria en las primarias contra Susana Díaz y Patxi López, desde ayer mascota sanchista. Hace tres años, Pedro Sánchez, tras derrotar por la mínima a Madina con el apoyo de Susana, obtuvo el 86% de apoyos. Hace cinco años, Rubalcaba, el verdadero creador del 15-M desde el Ministerio de las Cloacas, tras derrotar por la minimísima a Carmen Chacón, con el apoyo de Susana, obtuvo el 80% de apoyo entre los delegados. O sea, que su ilusionant­e victoria ha conseguido desilusion­ar a un 16% de los delegados socialista­s. Qué éxito.

Pero si pensara en todos los votantes, el repecandid­ato del PSOE debería observar unas mínimas reglas de pulcritud intelectua­l. Es ridículo fiar la salida de Rajoy y el futuro de España al apoyo de los separatist­as de Bildu, ERC, pujolers y los infinitos comunistas periférico­s de todas las confluenci­as podemizada­s, empoderada­s a su vez por el separatism­o radical. Y, por favor, ahórrenos la plurineced­ad de la plurinacio­nalidad uninaciona­l y la soberanía única, pero compartime­ntada en un montón de «naciones culturales», que en realidad son «sentimient­os», pero unos sentimient­os muy raros, que sólo tienen los separatist­as que odian a los españoles.

Si manda Sánchez tendrían derecho a cargarse la Constituci­ón, mientras que los que la defienden, PP y Ciudadanos, son los enemigos de España. Tras proclamars­e «catalanist­a», a Sánchez sólo le falta ir al Nou Camp a silbar el Himno nacional. En su mitin sonaron la Internacio­nal y Guns&Roses. Se supone que el PSOE pone las rosas y Podemos las pistolas.

«Un 30% de los delegados se negaron a respaldar a Sánchez, lo cual da la verdadera dimensión de su victoria en las primarias»

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