Donald Trump cree que Vladimir Putin es inocente en el ‘Rusiagate’
«Me dijo que de ninguna manera interfirió en nuestras elecciones y lo dice de verdad»
El líder de EEUU, Donald Trump, quiso dar ayer un voto de confianza a su homólogo ruso, Vladimir Putin, después de que éste le asegurara que su país no se inmiscuyó en los comicios estadounidenses del año pasado de los que salió vencedor el magnate que hoy ocupa la Casa Blanca.
«Me dijo que de ninguna manera interfirió en nuestra elecciones», apuntó a los periodistas que lo acompañaban en el avión presidencial Air Force One rumbo a Hanoi. «Realmente, creo que si me dice esto es que lo dice de verdad», añadió.
Después de días de especulaciones sobre la posible celebración de un encuentro entre ambos, los mandatarios mantuvieron «dos o tres breves conversaciones» informales durante la celebración del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) a la que los dos asistían en Danang (Vietnam). «Cada vez que me ve, me dice: ‘Yo no hice eso’», narró el estadounidense, quien añadió que Putin se siente «muy insultado» por estas acusaciones.
Varias agencias de Inteligencia estadounidense ya han concluido que Moscú se inmiscuyó en las elecciones presidenciales de 2016 para favorecer una victoria de Trump, con varios antiguos asesores clave del presidente estadounidense procesados en las investigaciones sobre el llamado Rusiagate.
Previamente, Putin había tildado estas acusaciones de «fantasías» destinadas a socavar la presidencia de Trump. «Todo sobre el llamado dossier ruso en EEUU es una manifestación de la continua lucha política interna», aseguró el ex agente del KGB. El mandatario también lamentó no haber podido hablar más con su homólogo norteamericano en una reunión formal, algo que achacó a que las relaciones entre los dos países «aún no han salido de un estado de crisis». Pese a que durante su campaña el empresario aseguró que tendría «una relación formidable» con Putin y Rusia, hasta la fecha sólo se habían reunido una vez, en el marco de la cumbre del G-20 celebrada en junio en Alemania.
En los encuentros de este fin de semana, los dos líderes también coincidieron en señalar que el conflicto sirio «no tiene una solución militar», confirmaron su respaldo a la «soberanía, independencia e integridad territorial de Siria» y llamaron a todas las partes implicadas «a participar activamente en el proceso político de Ginebra y a apoyar los esfuerzos que apunten a garantizar su éxito», según citó un comunicado conjunto. Además, se comprometieron en seguir sumando esfuerzos «hasta la derrota definitiva del IS».
En otro orden de cosas, Trump aprovechó su desplazamiento a Hanoi para insistir en su idea de que China, país que visitó durante esta semana, está ayudando a su país a lidiar con el problema que supone Corea del Norte y su programa armamentístico, aunque señaló que espera que Pekín haga más y aumente la presión sobre su conflictivo vecino.
Precisamente, las fuerzas navales de EEUU y las de su aliado en la región, Corea del Sur, dieron inicio a unas maniobras militares en las que participan tres portaaviones norteamericanos y casi dos decenas de navíos más, un despliegue de fuerza masiva contra Pyongyang en la que mostraron que están preparados para repeler «cualquier acto de provocación», según aseguró en un comunicado el Estado Mayor Conjunto surcoreano.
Para la agencia surcoreana Yonhap, estos ejercicios suponen «una demostración de fuerza sin precedentes» en las inmediaciones de la península coreana. La última vez que se produjo tamaña concentración de poder militar fue en 2007, cuando Washington reunió a tres portaaviones en las aguas que rodean a la isla de Guam.
La respuesta norcoreana no se hizo esperar. Ayer, su ministerio de Exteriores afirmó a través de la agencia oficial KCNA que «durante su visita, Trump puso al descubierto su verdadera naturaleza como destructor de la paz y la estabilidad mundial y suplicó por una guerra nuclear en la península de Corea».