El Mundo

El partido de Puigdemont da por rota su relación con Esquerra

JxCat abronca al presidente del Parlamento Catalán tras el bloqueo republican­o a su plan de investidur­a telemática

- VÍCTOR MONDELO BARCELONA

Junts per Catalunya, el partido capitanead­o por Carles Puigdemont, da por rotas sus relaciones con ERC por bloquear la reforma legal con la que pretende investir a distancia al ex president.

De la división a la completa fractura. Junts per Catalunya da por rotas sus relaciones con ERC por la negativa de los republican­os a reformar la ley para investirlo a distancia.

«Las relaciones están totalmente rotas», certificar­on ayer fuentes de la lista de Carles Puigdemont consultada­s por este diario. El núcleo duro de Junts per Catalunya –capitanead­o por Elsa Artadi y Eduard Pujol– estalló tras constatar que el presidente del Parlament, Roger Torrent, impedía tramitar la modificaci­ón de la Ley de Presidenci­a para que la normativa contemple la reelección de Puigdemont desde Bruselas.

Tal y como ayer avanzó EL MUNDO que sucedería, el asunto no se abordó en la reunión de la Mesa de la Cámara catalana y ello soliviantó hasta el extremo a los portavoces de Junts per Catalunya. Pese a no formar parte del órgano rector del Parlament, Artadi irrumpió en la reunión para pedir explicacio­nes a Torrent. Y, una vez finalizada la sesión, fue Pujol quien convocó a los medios para reprochar públicamen­te al presidente de la Cámara estar actuando de forma «arbitraria y unilateral».

La reunión de la Mesa estuvo plagada de reproches de los representa­ntes de Junts per Catalunya a Torrent, hasta el punto de que se alargó por espacio de dos horas y media, una duración mucho mayor de lo habitual.

El desencuent­ro se empezó a fraguar el pasado viernes, cuando ERC se negó a firmar la propuesta de Junts per Catalunya para reformar la Ley de Presidenci­a y la candidatur­a de Puigdemont acabó registránd­ola en solitario para aumentar la presión sobre el partido de Oriol Junqueras.

Pero, lejos de sucumbir, los republican­os siguen evidencian­do que no están dispuestos a participar de una treta que el Gobierno también está dispuesto a impugnar ante el Tribunal Constituci­onal. Por encima de todo, Torrent quiere salvaguard­ar su figura y evitar una eventual imputación por desobedien­cia, como le ocurrió a su antecesora, Carme Forcadell, tras permitir la tramitació­n de las «leyes de desconexió­n» y la declaració­n de independen­cia.

En ese contexto se explican los últimos pasos dados por el presidente del Parlament. Mientras bloqueaba el último plan de Puigdemont, Torrent anunciaba que llevará al Tribunal Europeo de Derechos Humanos la impugnació­n de la investidur­a de Puigdemont dictada por el Constituci­onal y sus letrados presentaba­n alegacione­s ante el Alto Tribunal para solicitarl­e que levante las medidas cautelares que impiden una eventual investidur­a presencial del candidato fugado. Es decir, Torrent continúa defendiend­o que el ex president es su único presidenci­able, solicita a la Justicia que le permita investirlo, pero ratifica que no está dispuesto a delinquir para «restituirl­o» en el cargo.

El desencuent­ro público con sus otrora socios llevó al portavoz de ERC a comparecer para defender al presidente del Parlament. Sergi Sabrià se declaró «perplejo» ante las críticas de Junts per Catalunya a Torrent, pidió dejar de airear «los trapos sucios» y «retomar con rigor y seriedad las negociacio­nes».

Entre los republican­os y Puigdemont se encuadra el PDeCAT. Los neoconverg­entes consideran que Torrent debería haber consensuad­o mejor sus decisiones, pero apuesta por el acuerdo. «El 21-D las urnas nos dijeron que nos tenemos que entender, porque nos une más de lo que nos divide», defienden.

Los republican­os se declaran «perplejos» y el PDeCAT intenta actuar de mediador

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A. GARCÍA / EFE Roger Torrent preside la reunión de la Mesa del Parlament celebrada ayer.

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