El malestar de los pensionistas contra el Gobierno toma la calle
Miles de jubilados se manifiestan para protestar por la pérdida gradual de su poder adquisitivo
Miles de jubilados de toda España tomaron ayer las calles para exigir «pensiones dignas». Su rugido contra el Gobierno llegó hasta la mismísima puerta de los leones del Congreso y bloqueó durante varias horas el acceso por la Carrera de San Jerónimo. Una imagen inédita en los últimos tiempos para una protesta, ya que ni siquiera se había logrado en la efervescencia del 15-M ni en las movilizaciones con motivo de la crisis.
El problema para el Gobierno no sólo estuvo ayer en el alcance de la manifestación de Madrid. Las réplicas en una treintena de ciudades de todo el país alcanzaron también un notable éxito de seguimiento, con movilizaciones importantes en Barcelona, Valencia, Bilbao, Zaragoza, Oviedo, La Coruña o Pamplona. Un mensaje rotundo de un movimiento generalizado que, hasta entonces, no había logrado alcanzar una repercusión de este calibre.
Por este motivo, ahora que han conseguido visibilizar el enfado del colectivo con el Gobierno, prometen redoblar la tensión contra el Ejecutivo hasta que retire la reforma de las pensiones y la normativa para que se revaloricen sólo un 0,25%. Es decir, una cantidad muy por debajo de la inflación que provocará que cada año los jubilados pierdan poder adquisitivo. O, en palabras de UGT, tener «unas pensiones de mierda». Razón por la cual, el sindicato ha ideado un lazo marrón para simbolizar esta protesta. Con un color acorde –dice– a la comparación escatológica.
La convocatoria de ayer estaba
hecha por la Coordinadora Estatal en Defensa del Sistema Público de Pensiones y había sido secundada por colectivos del ramo y sindicatos como la UGT.
Precisamente, la secretaria de Políticas Sociales, Empleo y Seguridad Social de UGT, Mari Carmen Barrera, confirmó ayer a Efe que tienen planteado un calendario sostenido de movilizaciones que sacará a los pensionistas a las calles cada 15 días. La dos próximas: el 1 y el 15 de marzo. Y hasta que el Gobierno cambie la forma de revalori-
zar las pensiones.
En paralelo, los partidos de la oposición se conjuraron ayer frente a la manifestación de Madrid a seguir empujando en el Congreso. Por lo que al Ejecutivo de Rajoy se le ha abierto un frente peligroso capaz de salir del segundo plano y marcar la agenda.
El éxito de los jubilados aventura que el movimiento puede volver a repetir el éxito de ayer. Y deja en el aire la pregunta de si al calor de esta reivindicación puede producirse un efecto contagio que reavive las movilizaciones sociales en las calles. Apagadas en los últimos tiempos, tras aquellas que se daban en los años más duros de la austeridad y de pérdida de empleo.
La manifestación de Madrid simboliza perfectamente cómo la protesta de los pensionistas desbordó las previsiones y cogió por sorpresa a la Policía, los partidos políticos y los periodistas.
Lo que iba a ser una pequeña movilización en la Plaza de las Cortes –aledaña al Congreso– desembocó en una multitud de gente que, para empezar, desbordó todos los cordones policiales previstos. Una riada de gente por el centro y otra por la parte de arriba de la Carrera de San Jerónimo ocupó la calle y cortó el tráfico. Y los cientos que aún permanecían tras las vallas las retiraron para abrirse paso.
La puerta del Congreso se llenó de manifestantes y pancartas. Y los gritos –«somos pensionistas, no terroristas», «vergüenza», «ladrones» o «hasta las pensiones nos quieren robar»– se escuchaban en el interior de los edificios.
Apresuradamente al ver el relieve de la protesta, diputados de Podemos y de IU fueron saliendo saludar y a arropar a los manifestantes. Íñigo Errejón, Alberto Garzón, Yolanda Díaz, Rafa Mayoral... Y también del PSOE, como Rafael Simancas, aunque hubo personas que le increparon. Otros socialistas, como Matilde Fernández no tuvieron ningún problema.
‘EMPOBRECIDOS’
«Tienen toda la razón del mundo, llevan toda la vida trabajando y ahorrando y ahora el PP y Ciudadanos están impidiendo que suban las pensiones al menos lo que sube el coste de la vida. Se está empobreciendo y robando a los pensionistas», afirmó Simancas.
Por su parte, íñigo Errejón justificó el «cabreo». «El Gobierno tiene que dejar de insultar a los pensionistas españoles. Dejar de decirles que ahorren en café o de decirnos a nosotros que ahorremos todos los años un poquito. Las pensiones son un derecho y aquellos que nos dicen que no son sostenibles es porque tienen pensiones privadas», señaló el dirigente de Podemos.
Jubilados y partidos prometen guerra al Gobierno en este tema. Hay batalla sobre las pensiones.