TERREMOTO LO PETE GUI
Su fichaje por el Real Madrid sacude la selección española a dos días del inicio del Mundial
Ayer antes de comer, desde la sala de mandos del Real Madrid, se seguía guardando bajo siete llaves el gran secreto de la era post-Zidane, el nombre del nuevo entrenador. Con un sigilo casi absoluto, similar al impuesto en las horas posteriores al anuncio que el francés le hizo a Florentino Pérez en su despacho el miércoles 30 de mayo, se deslizaban pistas confusas. O quizá no tanto: «Podemos tenerlo mañana o después del Mundial». Al final se hizo público ayer, en plena sobremesa. Julen Lopetegui será el relevo del técnico que ganó tres Copas de Europa seguidas. El actual seleccionador acepta el mayúsculo reto de dar continuidad al segundo mejor Madrid de la historia. Eso sí, una misión a enlazar con otra de primera categoría, volver a hacer campeona del mundo a la selección española. Mucha faena y toneladas de fe sobre este ex portero de 51 años con muchos kilómetros en el fútbol: criado en la cantera de la Real Sociedad, con sello de la vieja Ciudad Deportiva del club blanco (fichado por el Castilla), con paso gris por el Barcelona y buen nombre ganado con la camiseta del Rayo Vallecano. Luce títulos con las categorías inferiores de la selección (campeón sub’19 y sub’21), experiencia en la Champions con el Oporto y dos años invicto al frente del equipo nacional, donde ha seducido a los internacionales del Real Madrid. Ellos lo tuvieron claro desde el principio. Como publicó EL MUNDO la pasada semana, para Sergio Ramos y el núcleo de jugadores españoles era el candidato ideal. Cristiano Ronaldo, el otro gran líder del vestuario, también hace tiempo que maneja buenos informes de Lopetegui. Le llegan de su paso por el fútbol portugués y de los amigos comunes que tienen. Otro que sonreía ayer desde Rusia con el nombramiento del nuevo entrenador era Casemiro. Bajo la dirección del guipuzcoano pasó de ser un descarte de Carlo Ancelotti en el Real Madrid a uno de los nombres más destacados del Oporto que en la 2014/15 llegó hasta los cuartos de final de la Copa de Europa.
El pasado 31 de junio, media hora después de que Zinedine Zidane explicara en rueda de prensa los motivos de su marcha del Real Madrid, en un despacho de la residencia de Valdebebas, Florentino Pérez y José Ángel Sánchez, presidente y director general del club, ya estaban en la siguiente pantalla. El asombro, la tristeza y los lamentos (cinco horas tratando de convencer al francés) quedaron en la tarde anterior. En ese momento ya había que ponerse con el siguiente tema, y con urgencia: buscar un nuevo entrenador. Ni ganar tres Copas de Europa seguidas dan margen para unas vacaciones tranquilas en el gigante de la Castellana. Desde el triunfo de Kiev, no hay descanso.
Los dos nombres que rápidamente se colocaron encima de la mesa fueron Mauricio Pochettino y Julen Lopetegui. Los demás (Klopp, Conte, Allegri, Michel…) formaban parte del cásting lógico por perfil, pero con la mayoría ni se llegó a hablar. Se centró el alto mando blanco en la pareja que sobresalía, con ventaja pronto para el seleccionador por culpa del escudo que rodeaba al argentino. El Tottenham y su presidente, el durísimo negociador Daniel Levy, lo pondrían muy complicado al estar muy reciente la renovación del técnico. En los fichajes de Luka Modric (2012) y Gareth Bale (2013), la directiva madridista comprobó en primera persona el dolor de muelas que era cualquier operación con el equipo londinense. De tantas horas de conversación por ambos jugadores, Florentino y Sánchez terminaron haciéndose buenos amigos del empresario inglés. Cuando van a Miami, suelen visitarle en su mansión de Boca Ratón. Y los mensajes de felicitación de Levy no han faltado tras cada final de la Champions.
Mucho más sencillo, pensaban en el Bernabéu, sería convencer a la Federación Española para que abriera la puerta a Lopetegui, como finalmente se ha demostrado. Tras informar al nuevo presidente, Luis Rubiales, del interés en su entrenador, el Madrid sondeó al protagonista, asumiendo el club blanco también las dificultades de la maniobra. Julen acababa de estirar su compromiso con la selección hacía apenas unas semanas, en este caso hasta la Eurocopa de 2020. Fue la primera decisión de Rubiales según llegó al cargo. Sin embargo, gracias a la buena sintonía entre las partes, el acuerdo se pudo cerrar el pasado martes. La Federación prefería que se hiciera público más tarde, incluso al final del Mundial, pero el Real Madrid, ante el riesgo de que cualquier filtración durante el campeonato pudiera perjudicar a la selección, decidió ayer a mediodía lanzar la noticia a las 17.00 horas, con la intención de invadir lo menos posible la previa del debut an- te Portugal, el próximo viernes en Sochi. Anhelo que se convirtió en un imposible por el enorme impacto de la noticia. Como publicó EL MUNDO la pasada semana, el Madrid quería cerrar la contratación de su nuevo técnico antes de que comenzara el Mundial y en su lista de candidatos, el señalado por el vestuario era Lopetegui. Los internacionales siempre habían destacado su estilo de juego y su personalidad, tanto los que le conocían hace tiempo, de la sub’21 (Isco, Carvajal, Nacho…), como Sergio Ramos, el capitán, sorprendido por el manejo del preparador vasco. «Tiene huevos», dijo al volver de una de sus primeras convocatorias junto a él, en 2016. Le llamó la atención cómo mantuvo el tipo en un par de conversaciones sobre rutinas del equipo. Le hará falta carácter al entrenador con tanta responsabilidad acumulada. Un Mundial y luego el Madrid.