«Pararemos los juegos de guerra»
Trump suspende las maniobras militares con Corea del Sur a cambio de un compromiso vago de Kim para renunciar a sus armas nucleares
Donald Trump y Kim Jong-un hicieron ayer historia en Singapur al protagonizar el primer encuentro entre dos líderes de EEUU y Corea del Norte en activo. «Detendremos los juegos de guerra», sentenció Trump al anunciar la suspensión de sus maniobras militares con Seúl.
Las maniobras militares conjuntas de EEUU y Corea del Sur eran tan antiguas como el propio conflicto que ha atrapado durante décadas a la Península. Según la página especializada 38 Norte, las primeras se realizaron en noviembre de 1955, bajo el nombre de Operación otoño y a lo largo de las décadas llegaron a convertirse en una formidable movilización de tropas que llegó a congregar a más de 200.000 soldados de ambas naciones. Ayer, el presidente estadounidense, Donald Trump, aceptó la suspensión de la próxima convocatoria como parte del pacto que firmó con el líder norcoreano, Kim Jong-un, en Singapur, en una cumbre histórica en la que este último también consiguió rehabilitar su imagen pública a cambio de prometer de forma vaga que renunciará a sus armas nucleares, sin poner una fecha límite.
El encuentro, el primero que mantenían dirigentes en activo de dos países cuya rivalidad militar provocó cientos de miles de víctimas mortales entre 1950 y 1953, a punto estuvo de provocar una guerra nuclear en 1968 y reactivar la conflagración en otras muchas ocasiones, fue una cita repleta de simbología y un resultado que la mayor parte de analistas habría tachado de disparatado hace un año: la «relación muy especial» que Trump dijo haber establecido con un mandatario al que no cesó de alabar y dirigir elogios.
Ese mismo personaje, al que meses atrás había descrito como el «dictador más cruel» en la reciente historia de la humanidad, se aproximó al jefe del Estado de EEUU a las 9.00 horas y, antes de estrecharle la mano, le dijo: «Encantado de conocerle, señor presidente».
La simple foto –sumada a las otras muchas instantáneas que ha dejado la comparecencia del norcoreano en la isla estado– otorgó un estatus impensable para Kim Jong-un hace sólo unos meses y le colocó al mismo nivel que el jefe del Estado de EEUU, una reivindicación que ni si abuelo ni su padre habían conseguido jamás.
Woo Jung-yeop, del Instituto Sejong de Corea del Sur, fue uno de los muchos expertos que sostuvo la tesis de que este evento ha sido una mayúscula victoria diplomática para el norcoreano.
El tratado rubricado por los dos dignatarios replica la fórmula que acordó Kim Jong-un con su homólogo surcoreano, Moon Jae-in, en abril y dice que Corea del Norte se compromete «a la completa desnuclearización de la Península de Corea». Ésa es la misma fórmula que ha usado siempre Pyongyang para ofrecer desmantelar su programa atómico pero sólo si EEUU elimina el «paraguas nuclear» que mantiene en torno a Corea del Sur, algo que Washington rechaza de plano.
El escrito habla de establecer «nuevas relaciones» entre las dos naciones destinadas a conseguir «la paz y la prosperidad», «construir un régimen de paz en la Península» y el «inicio de un nuevo futuro». El último apartado de la redacción incluye el compromiso de continuar la recuperación de los restos de los militares estadounidenses desaparecidos durante la Guerra de Corea (1950-53). Trump adujo que Kim Jong-un también le prometió que desmantelará una base donde se prueban los motores que propulsan a sus misiles.
Acosado por las preguntas de los reporteros, Trump replicó que sabía que Kim Jong-un va a cumplir con este acuerdo porque se lo dice su «instinto».
Los expertos alertan que lo acordado está muy lejos incluso del convenio iraní del que renegó Trump y recordaron que ni siquiera incluye la necesidad de que el hipotético desmantelamiento del arsenal norcoreano sea «verificable» e «irreversible», algo que Washington había exigido de forma vehemente en las últimas jornadas.
El inquilino de la Casa Blanca generó una conmoción en las redes sociales de Corea del Sur cuando dijo que los ejercicios militares de ambos países son «muy provocadores» y por tanto tienen que cesar, una dialéctica que hasta ahora sólo utilizaba Pyongyang. «Pararemos los juegos de guerra. Las maniobras son muy caras. Yo sé mucho de aviones y tenemos que enviar a nuestros bombarderos desde Guam. Nos vamos a ahorrar una enorme cantidad de dinero», dijo. La Presidencia surcoreana se declaró sorprendida ante el anuncio e intenta averiguar «el significado preciso o las intenciones» de Trump.
El norteamericano también recuperó la idea de retirar los 28.500 soldados que EEUU tiene desplegados en Corea del Sur, aunque matizó que no es un proyecto inmediato. «Me gustaría traerlos a casa. Ya lo dije durante la campaña [electoral], pero no está sobre la mesa en este momento», precisó.
Tanto Trump como Kim Jong-un coincidieron en describir lo firmado como algo «histórico» que «deja el pasado atrás», en palabras del segundo. Trump aseguró que se trata de un pacto muy «exhaustivo» y dijo que el proceso de desnuclearización norcoreano comenzará «muy pronto».