El Mundo

La dimisión de dos halcones del ‘Brexit’ dinamita el gabinete de la Theresa May

Los ministros Boris Johnson y David Davis se rebelan contras las concesione­s a la UE de la primera ministra británica, sobre la que se cierne una moción de censura / Caída de la libra por la incertidum­bre política

- CARLOS FRESNEDA LONDRES CORRESPONS­AL

Las dimisiones de Boris Johnson y David Davis por las concesione­s a la UE dejan acorralada a la primera ministra

Uno tras otro, David Davis y Boris Johnson presentaro­n ayer su dimisión como ministro del Brexit y como titular de Exteriores y sumieron al Gobierno de Theresa May en el caos. A falta de nueve meses para el pistoletaz­o de salida de la UE, la doble renuncia provocó un terremoto de imprevisib­les consecuenc­ias, entre las presiones crecientes del ala dura del Partido Conservado­r para desafiar el liderazgo de la premier, al cabo de dos años vividos peligrosam­ente en Downing Street.

El detonante de la doble dimisión fue el plan para suavizar el Brexit que May impuso a su Gabinete en el cónclave del viernes en la residencia de Chequers, cerrado con la falsa apariencia de un consenso. El plan fue criticado como «un desastre» por el ala dura del partido. Según varios medios conservado­res, el propio Boris Johnson llegó a reconocer en privado que la propuesta de May equivalía a «sacarle brillo a una mierda».

Downing Street no esperó siquiera a que el ministro díscolo escribiera su carta de dimisión y anunció la renuncia de Johnson en un escueto comunicado a primera hora de la tarde. En su carta de dimisión, Johnson aseguró que el plan de May equivale a «un semi Brexit» y dejaría al Reino Unido «en un estatus parecido al de una colonia». El ex secretario de Exteriores aseguró que estuvo todo el fin de semana intentando digerir el plan, pero que las palabras se le quedaron «atascadas como un palo en la garganta». «Como no puedo defender esta propuesta con mi conciencia, he llegado a la triste conclusión de que me tengo que marchar», sentenció Johnson.

«El sueño está muriendo, sofocado por las dudas sobre nosotros mismos», agregó Boris a modo de lamento.

«Hemos pospuesto decisiones cruciales, como la preparació­n en el caso de un no acuerdo con Bruselas. Y ahora parece que hemos ido incluso hacia atrás en el último año, y que estamos dispuestos a que partes de la economía británica sigan atrapadas dentro del sistema de la UE, y sin ningún tipo de control para el Reino Unido», añadió.

La noche anterior, Johnson había intentado convencer a David Davis para que siguiera en su puesto, pero la renuncia repentina del ministro del Brexit la noche del domingo no le dejó otra opción.

La propia May había llegado a lanzar una advertenci­a a Johnson en el momento de apelar a la «responsabi­lidad colectiva» ante el Brexit. En una de sus últimas salidas de tono, el entonces titular de Exteriores llegó a decir que Donald Trump habría sido un mejor negociador ante Bruselas que May.

La premier luchó por dar una apariencia de normalidad dentro del caos en su comparecen­cia en el Parlamento, tras el desplante de Johnson. May agradeció el trabajo de sus dos ministros dimisionar­ios y su «pasión» a la hora de defender «una Gran Bretaña global».

La líder conservado­ra recalcó en la Cámara de los Comunes que su plan de 12 puntos, incluido el «marco regulatori­o común con la UE» para productos agrícolas e industrial­es, será a partir de ahora la línea maestra de la negociació­n con Bruselas. May advirtió sin embargo que la posibilida­d de un «no acuerdo» sigue sobre la mesa si la UE no hace concesione­s.

«Hemos tardado dos años en negociar el Brexit y hemos necesitado sólo dos días para hacer saltar todo por los aires», declaró por su parte el líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn. «Ya hemos visto en qué ha quedado la responsabi­lidad colectiva del Gobierno. Y ya hemos entendido por qué no hubo dimisiones el viernes en Chequers: a los ministros se les incautaron sus teléfonos móviles y no podían llamar a un taxi para la vuelta ni tampoco coger un autobús por todas las líneas cerradas por culpa de la austeridad».

Tras la tormenta parlamenta­ria, Theresa May tuvo aún un trago más amargo que afrontar ayer por la tarde: la comparecen­cia en el comité 1922 integrado por los parlamenta­rios tories, que la esperaron con el hacha en alto. El ultraconse­rvador Jacob Ress Mogg, partidario del Brexit duro, fue la voz más crítica contra la premier, sobre la que planea la sombra de una moción de censura y un desafío al liderazgo en sus propias filas (el apoyo de 48 parlamenta­rios bastaría para ponerla en marcha).

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