El Mundo

Todo el poder para un tipo duro

Rubiales apuesta por Luis Enrique para devolver a la figura del entrenador el mando de la selección / Algunas actitudes que el presidente vio en Krasnodar impulsaron la decisión

- EDUARDO J. CASTELAO

Luis Rubiales: «Un entrenador debe ser una persona de carácter, que imponga su criterio dentro del vestuario, al que se le respete al 100%. Buscamos un líder incontesta­ble dentro del vestuario, que marque una pauta y que de esa pauta no se salga nadie». En esas 43 palabras, pronunciad­as poco antes del mediodía en la Ciudad del Fútbol, el presidente de la Federación Española explicaba de forma clara qué busca en Luis Enrique Martínez García, el nuevo selecciona­dor nacional, al que anunciaría un par de horas más tarde. El técnico asturiano, 48 años, figura controvert­ida como pocas, dirigirá a España hasta la Eurocopa de 2020 con una premisa: devolver a la figura del entrenador todo el poder en una selección, la absoluta, que culminó en Rusia su tercera caída estrepitos­a en una fase final. Si se trata de devolver todo el poder a la figura del técnico, ¿con quién la compartía hasta ahora?

No es difícil intuirlo. Alguien levantó la mano. ¿Se ha consultado el nombramien­to a los jugadores? Responde Rubiales: «La Junta Directiva es la primera que tiene que conocer el tema, y a partir de ahora, los jugadores. Si alguno nos llama y quiere que hablemos con ellos, estaremos encantados». Pero, insistió la mano alzada, ¿hablaron antes con los jugadores? Luis Rubiales vuelve a responder: «No». Sencillo concluir, por tanto, que el nombramien­to del ex entrenador de Barça B, Roma, Celta y Barcelona tiene mucho que ver con lo que el nuevo presidente de la Federación ha visto en la concentrac­ión de Krasnodar, germen del último fracaso de la que fue campeona del mundo hace ocho años, campeona de Europa hace 10 y hace seis. Laxitud en la convivenci­a, jóvenes y no tan jóvenes que amanecían a la hora de comer, opiniones y debates sobre cualquier aspecto del grupo o entrenamie­ntos casi «a la carta» alertaron al dirigente, que lo comprobó en primera persona el día de la destitució­n de Lopetegui, cuando encontró resistenci­a, y mucha, en la plantilla. Rubiales no lo va a decir, pero ha preferido arriesgars­e a los trastornos públicos que le puede generar Luis Enrique (los generará) que mantener una situación heredada como era esa intensa participac­ión de los futbolista­s, de los más veteranos lógicament­e, en todo lo que afectaba al equipo.

Porque el presidente recién elegido, que no ha cumplido ni dos meses en el cargo, sabe perfectame­nte a quién ha fichado. «No vivimos en una burbuja, sabemos que es una persona con carácter y que ha tenido algunas cuestiones con la prensa. Intentarem­os llevarnos todos bien. Pero esperamos que el ambiente interno [en el vestuario] sea el mejor», afirmó ayer, en otro mensaje a los futbolista­s, al dar el nombre del único entrenador con el que la Federación estableció contacto directo. Porque a Quique Sánchez Flores el hecho de tener como representa­nte a Carlos Bucero, el mismo que Lopetegui, lo descartó, y eso que era la figura que más apoyos tenía en la Junta Directiva por estar a medio camino entre Míchel (el tercero que en algún momento tuvo opciones) y el finalmente elegido. El acuerdo fue inmimente, por cierto. El «sí» de Luis Enrique, que había rechazado una oferta del Chelsea (8 millones anuales) y otra de un equipo chino (10 millones también anuales), fue instantáne­o, aceptando los alrededor de 1,7 que le ofrecía la Federación (un poco más que Julen). Con un fuerte sentimient­o patriótico, soñaba desde hace mucho con dirigir a España.

Es un técnico que viene sin ataduras, sin compromiso­s con el pasado y despojado de cualquier filiación futbolísti­ca a un estilo determinad­o (sus equipos han jugado de muchas maneras y en el Barça dejó el juego posicional en un segundo plano cuando fue necesario), justo lo que buscaban Rubiales y el nuevo director deportivo, José Francisco Molina. «Cuando pierdes hay que cambiar cosas, pero tampoco todo. El estilo nos ha dado muchas cosas, pero hay que introducir­le pequeñas mejoras», expresó el ex portero del Atlético de Madrid. No vacilará en remover situacione­s o jugadores que hoy parecen intocables si no se adaptan a sus pretension­es. Luis Enrique no será presentado hasta la semana que viene porque está de vacaciones fuera de España. Dará su primera lista de convocados el 31 de agosto y debutará el 8 de septiembre en Wembley frente a Inglaterra en el inicio de la Copa de Naciones para, tres días después, recibir a Croacia en Elche (día 11). Dos semifinali­stas del Mundial para comenzar un camino que se intuye incierto. Alejado del perfil conciliado­r de los dos últimos técnicos (Del Bosque y Lopetegui), su propio carácter y el hecho de tener que regenerar casi desde cero al equipo –al modo en que lo hizo en el Barça tras el Tata Martino– confieren a los próximos meses un barniz de pura incertidum­bre para la selección española, en manos ahora de un tipo duro que sufrió, justo ayer hizo 24 años, la impotencia de una eliminació­n en un Mundial recibiendo, además, un codazo que está en la historia.

DUEÑO DE UN FUERTE SENTIMIENT­O PATRIÓTICO, EL TÉCNICO HABÍA RECHAZADO 8 MILLONES DEL CHELSEA ANTES DE ACEPTAR LOS 1,7 DE LA FEDERACIÓN

 ?? L. MANGINO ?? Luis Enrique, tras el codazo de Tassotti en el Mundial de 1994 celebrado en Estados Unidos.
L. MANGINO Luis Enrique, tras el codazo de Tassotti en el Mundial de 1994 celebrado en Estados Unidos.

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