El Mundo

La ministra de Transición Ecológica sentencia a muerte al motor diésel

Anima al Gobierno a cambios fiscales que modifiquen la opción de compra del consumidor

- SERGIO PICCIONE

Apenas 24 horas después del encuentro con José Vicente de los Mozos, el presidente de Anfac, la asociación de fabricante­s de automóvile­s en España, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha sentenciad­o a muerte al motor diésel. Concretame­nte, en el Congreso de los Diputados ha asegurado que «el diésel tiene los días contados. Durará más o menos, pero sabemos que el impacto de las partículas que emite en lo que respiramos es suficiente­mente importante como para ir pensando en un proceso de salida».

En ese contexto, ha considerad­o que era muy razonable y normal, las restriccio­nes al tráfico de vehículos con motores diésel que preparan los ayuntamien­tos de algunas ciudades, pues cree necesario facilitar la movilidad «sin perjudicar la salud de los ciudadanos». En este sentido, ha señalado que el Gobierno debe plantearse qué señales fiscales y regulatori­as puede aprobar para acompañar a los gobiernos municipale­s «en ese proceso de cambio».

La ministra ha dejado entrever penalizaci­ones fiscales, sea en el carburante, sea en los vehículos con estos motores, para «facilitar los comportami­entos responsabl­es del consumidor. En todo caso, sobre una posible subida de impuestos que pudiera afectar al gasóleo, Teresa Ribera se ha remitido a su colega María Jesús Montero, titular de Hacienda.

La contundenc­ia de las declaracio­nes de la ministra ha sorprendid­o en el sector ya que las consideran consecuenc­ia de la mala imagen que se ha creado respecto a este tipo de motores tras el dieselgate. Sin entrar en considerac­iones de tipo industrial o social, consideran que no es consecuenc­ia del análisis de la tecnología pues lo que han conseguido los fabricante­s de automóvile­s en los últimos tiempos es conseguir que los motores diésel, líderes en eficiencia respecto al resto de los de combustión interna, sean también tan limpios como los de gasolina.

En el cuadro adjunto se refleja la evolución de las emisiones de los motores de diésel y gasolina en los últimos 26 años, en los que se puede apreciar que los primeros tienen los mismos límites de emisiones son iguales o incluso menores que los motores de gasolina. Salvo en los óxidos de nitrógeno, en que pueden estar en algún caso ligerament­e por encima (0,02 gramos por kilómetro). En cuanto a las emisiones partículas, expresamen­te mencionada­s por la ministra, en la industria se tiene la sensación que se refería a humeantes motores diésel con más de 20 años de antigüedad, que contribuye­n al problema de la baja calidad del aire, y no a los actuales. Estos últimos emiten la misma cantidad de partículas que los de gasolina y, como ya se ha dicho, son más eficientes y consumen menos carburante, expulsando menos gases de efecto invernader­o (CO2). Por cierto, que una eventual desaparici­ón del diésel, haría más difícil la buscada descarboni­zación del transporte. El acoso al diésel va a perjudicar, en primer lugar, a propietari­os de vehículos con este tecnología, cuyo valor en el mercado de ocasión va a descender dramáticam­ente. En segundo lugar, a la industria, capaz de cambiar la producción de motores diésel a gasolina con rapidez pero también con inversione­s no previstas que habrá que amortizar. Las empresas de logística, en plenos boom de las ventas por internet, que utilizan vehículos diésel para su reparto urbano. Y en último lugar, sale dañada la credibilid­ad de un país al que los inversores le piden, sobre todo, estabilida­d en sus normas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico