El Mundo

Las castas del BOE

- POR BERTA GONZÁLEZ DE VEGA

SI QUIEREN una prueba tangible de lo mal que vendió el PP alguna de sus medidas pregunten a su alrededor por el aumento de las pensiones en un 5% por cada hijo de una madre trabajador­a. He hecho la prueba con amigas dentistas, abogadas y con jefes y jefas de sección de periódico. Todos con hijos y ni idea. No hubo vídeo promociona­l con Rajoy merendando con una recién jubilada, ni Ana Pastor se interesó en un ‘Objetivo’ cuando Dolors Montserrat lo explicó en un tenso debate del 8 de marzo.

Los funcionari­os sí están muy al tanto de las reformas a su favor y de los recortes en contra. Tienen tiempo para leer con calma el periódico por las tardes, están agrupados en sindicatos, son muchos y organizado­s. Votos agrupados. Ya sabrán que tendrán ocho semanas de baja de paternidad, diez en el caso de ser de la Junta de Andalucía, no sabemos si es porque sus niños son más complicado­s, a pesar de que conciliar es mucho más fácil si se sale a las tres de la tarde, o sólo porque pagamos los demás.

De esa desigualda­d creciente entre funcionari­os y empleados en lo privado no se habla porque los académicos que estudian esos asuntos son empleados públicos. Es mucho más entretenid­o llamar a la revolución desde la Facultad de Políticas de Somosaguas. Ese sistema de castas no tiene quien lo describa y a los políticos les interesa mimar a la nómina pública hasta tener una bolsa de voto cautivo. Ahora que Juan Roig, presidente de Mercadona, ha pedido a los empresario­s salir del armario, no estaría de más exigir colocar en edificios oficiales carteles con la leyenda «Gracias contribuye­nte por pagar todo esto», para leer en modo zen antes de la parada del desayuno. Puestos a pedir, que pudieran pagar la nómina en bruto a sus empleados y estos ingresaran al Estado sus cuotas. Sería el antídoto al «dinero público no es de nadie», de Carmen Calvo, dispuesta a dejarnos un tomo de frases célebres. Así nos preguntarí­amos si es mejor destinarlo a ese 5% de más en pensiones de madres trabajador­as o en semanas de paternidad para los empleados públicos.

Y que conste que una enmienda parcial al trato de favor a los funcionari­os no significa dejar de admirar a muchos de ellos. Por ejemplo, a los guardias civiles de ayer en Alsasua.

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