Cospedal se va con críticas al PP: «Debe defender a los suyos»
La ex secretaria general sólo admite que erró al pedir a su marido ayuda con Villarejo
Fin de una era en el PP. Ni Mariano Rajoy ni Soraya Sáenz de Santamaría ni María Dolores de Cospedal. Con la marcha de la ex secretaria general, tres de los protagonistas estelares de la última década del PP han salido de escena. Como si tras la caída del Gobierno y la renovación de la cúpula no pudiera quedar ninguno.
María Dolores de Cospedal anunció ayer que renuncia a su acta de diputada con el mismo vigor que intentó, sin éxito, gobernar el partido. Cercada por su tratos con el comisario corrupto, José Villarejo, se despidió de la política con un comunicado entre el ajuste de cuentas y el testamento. Una reivindicación de sí misma, de su peculiar modo de entender la política, una defensa de los encargos que le hizo a Villarejo y el reconocimiento de un único fallo: haber pedido a su marido, Ignacio López del Hierro, que le ayudara en su interlocución con el comisario.
Hay quien mantiene en el PP que Cospedal murió políticamente el día que perdió las primarias, cuando ni los propios militantes apostaron por ella como posible presidenta del partido. Y que todos estos meses han sido un epílogo. Es una forma de verlo. Los hechos de las últimas horas constatan que su final se confirmó el lunes, el día en el que, tras hablar con Pablo Casado, y el secretario general, Teodoro García Egea, fue obligada a abandonar el puesto de vocal del Comité Ejecutivo Nacional del PP. Que dejara el escaño se contemplaba ya como una cuestión de tiempo, el necesario para que ella procesara que estaba sola, que la nueva dirección no colegía con sus métodos y que comprendiera que la única salida era renunciar a su acta de diputada por Toledo.
Por eso en sólo dos días la ex secretaria general ha pasado de negar que se vaya a ir, a redactar un comunicado anunciándolo. La violencia de su salida la constatan muchos de sus párrafos. En ningún momento admite que pudo actuar mal al acercarse a Villarejo. Dice que lo hizo por el PP, para conocer el alcance de los casos de corrupción que estallaron en 2009, al poco de que ella llegara al cargo. Todo lo que hizo fue «dentro de los límites de la ley». «¿Se esperaba que yo hubiera mirado a otro lado si podía conocer mejor lo que estaba sucediendo? Sólo erró, sostiene, enlo relacionado con la mediación de su marido. «Me equivoqué al pedirle que ayudara al PP».
El hecho de que López del Hierro fuera por ahí hablando en nombre de PP, junto a que ordenara investigar a Javier Arenas, es lo que más se le ha reprochado internamente. El propio Mariano Rajoy ha transmitido a algunas personas su estupefacción por todo esto. Fuentes del PP no descartan que el correctivo de Rajoy la haya impulsado a tirar la toalla.
Se va pero con espantada. Pidiendo al PP que «cierre filas contra las injusticias». La suya y otras que se han cometido. «Siempre he creído que un partido que no es capaz de defender a los suyos cuando están siendo injustamente atacados no puede esperar que los ciudadanos confíen en él. Cuando tus adversarios políticos detectan que tu fortaleza es vulnerable, los ataques se multiplican». Una frase que lleva implícita la crítica al PP por dejarse llevar por la presión interna y externa y sacrificar a muchos de los suyos. Imposible no recordar la defensa a utranza que Cospedal hizo de Cristina Cifuentes o de Rita Barberá.
Pablo Casado, que a lo largo del día de hoy estuvo al corriente de que iba a dar este paso, aseguró que se trata de «una decisión libre y personal». Esta dirección, dijo desde Helsinki donde asiste al congreso del PP europeo, está «comprometida con la ejemplaridad». En resumen, que cada palo aguante su vela.