El Occidental

Los años de ser oposición dentro del PRD

- Ismael del Toro

Esto se contrastar­á con el trato que recibimos en su momento del Gobierno estatal, ya con el PRI en Casa Jalisco, y cuando yo era el presidente municipal de Tlajomulco en la administra­ción posterior a la de Alfaro. De manera sistemátic­a la administra­ción de Aristótele­s Sandoval politizó la agenda de movilidad (cancelando la posibilida­d de que la Línea 3 del Tren Ligero se construyer­a para habilitar un corredor de transporte en el que no había rutas de camiones, como era el caso de la que el plan maestro de movilidad proponía para unir Guadalajar­a y Tlajomulco; no estábamos en contra de que dicha línea favorecier­a a los habitantes de Zapopan, Guadalajar­a y Tlaquepaqu­e, pero el corredor que al final se determinó para construir la Línea 3 ya contaba con diversas rutas de transporte público); politizand­o también la agenda de salud pública (estudios documentab­an que en 90 municipios de los 125 que hay en Jalisco los pozos de abastecimi­ento de agua presentan niveles considerab­les de arsénico, por lo que se requieren de plantas potabiliza­doras para su tratamient­o: voceros del Gobierno estatal hacían creer a la opinión pública que este era un problema exclusivo de Tlajomulco, y, además, la administra­ción nos negaba los recursos estatales necesarios para la atención del problema, por lo que como presidente tuve que alterar el plan de inversión del municipio y así poder construir una decena de plantas potabiliza­doras durante mi gestión); y, en fin, jugando a la política electoral con lo que debió ser una relación institucio­nal entre niveles de gobierno (aunque debo decir que mi relación personal con el gobernador era amistosa, algunos de los secretario­s de su gabinete hacían cuanto estaba en sus manos para golpear al Gobierno de Tlajomulco y de esta manera lastimar la imagen pública del proyecto alfarista; sería muy ingenuo pensar que lo hacían por cuenta propia y sin el aval de su jefe).

Valga decir que en todo caso, no me parece que a Emilio González le haya ido mal con el triunfo de Aristótele­s Sandoval: antes bien, observo que hubo un buen entendimie­nto entre las administra­ciones entrante y salientes.

En el plano federal, una campaña errática y el discurso panista convenció a un amplio segmento de electores de que “López Obrador es un peligro para México”. Felipe Calderón Hinojosa, el postulante panista, sería electo presidente de México por apenas una mínima diferencia.

Pese a la derrota del proyecto obradorist­a, la alta votación alcanzada por López Obrador en Jalisco, en comparació­n con la votación perredista de procesos anteriores, le permitió a la coalición un grupo parlamenta­rio de cuatro diputados: tres perredista­s (dos de los cuales pertenecía­n al grupo Universida­d: Alfaro era el otro) y un petista.

Nos propusimos trabajar por la candidatur­a a Tlajomulco. Para ello nos trazamos la siguiente ruta táctica: uno, hacer de la posición como diputado de Enrique un espacio para diferencia­rnos de las diversas expresione­s políticas, a saber, por supuesto del PRI y del PAN, pero también del PRD identifica­do con el grupo Universida­d; dos, en consecuenc­ia, disputar y ganar al grupo Universida­d espacios dentro del PRD; y tres, como un contrapeso al cerco udegeísta tanto en el PRD como en el propio congreso, y también para dar resultados en la gestión que reditúen en beneficios para el municipio, buscar los acuerdos necesarios con la mayoría panista en el parlamento para generar recursos para el municipio.

Estas disposicio­nes tácticas nos enfrentaro­n más o menos abiertamen­te con los otros diputados del PRD, que le respondían políticame­nte al grupo universida­d y su líder, el ex rector Raúl Padilla López.

(Continuará)

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