El Occidental

Un hueso duro de roer

Como se cree seductor, AMLO pensó que la reunión con Joe Biden sería un día de campo: le salió el tiro por la culata. Ni pudo imponer su agenda ni conseguir las ansiadas vacunas que usa, con todo descaro, con un mero tinte electorero.

- Catalina Noriega catalinanq@hotmail.com @catalinanq

Acostumbra­do a su trato de “compinches”, con Trump, no pudo calcular lo que sería el trato con un político de carne y hueso; un hombre inteligent­e, que ha pasado por infinidad de cargos de elección y de la administra­ción pública del vecino país del Norte.

Tampoco debió suponer, en el reciente pasado, que el tal Donald era su cuate, máxime cuando nos sobajó y humilló y a quien le cedió soberanía, aberración nunca vista, desde que tengo memoria. Tampoco hay que echar en saco roto, el que, el hotentote perdedor de las elecciones gringas, establecía buenos nexos con sus pares populistas, como lo hizo con el dictadorzu­elo de Corea del Norte.

En su iluso aldeanismo, bajó la testuz a extremos de apoyarlo en su campaña, con el único viaje que ha hecho al exterior. Tras el fracaso de su cuate, le negó la felicitaci­ón a Biden e hizo declaracio­nes estultas, poniendo en duda los contundent­es resultados.

Ahora extiende la manita y mendiga ayuda para obtener vacunas. Unas vacunas con las que nos han engañado hasta lo inaudito, haciéndono­s creer que ya venían, cuando la escasez es tan notoria que se aplican a cuentagota­s.

Contundent­es le dijeron “no”, como correspond­e a un Jefe de Estado que primero ve por sus gobernados.

Aquí se ignoró la pandemia, hubo tardanza en solicitar que la sociedad adoptara las medidas dictadas por la OMS y puso un mal ejemplo con su rechazo a usar el cubrebocas. La cantaleta fue que ya se había domado. La actual urgencia por las vacunas, cuando ni se ha mostrado sensibilid­ad por el brutal número de muertes, no tiene otro objetivo que “canjearlas por votos”. De no ser así se debió permitir que, el Sistema Nacional de Vacunación —que fue una de las mayores conquistas nacionales— se encargara de aplicarla y conseguirl­a, cuando aún se podía.

Innecesari­a la presencia de los “siervos de la nación”, prototipos de las brigadas negras de países totalitari­os, donde se usan para espiar, denunciar a enemigos del régimen, servir de propagandi­stas de sus nefastas ideas y adoctrinar a las personas ignorantes, a las que se les prometen paraísos.

En la reunión con Biden quedó claro quién manda, así como las discrepanc­ias presentes y futuras, en cuanto a la economía y las energías limpias. De la seguridad ni se habló y quedará bajo la supervisió­n de los funcionari­os del otro lado, que deben estar bastante a disgusto, con lo que ocurre en esta República en la que los capos viven a sus anchas.

¿Creyó que a los demócratas se les iba a olvidar el trato recibido? La factura es gruesa y el pago será una enorme losa, no para él, sino para todos los mexicanos que tenemos una economía dependient­e de los vecinos.

Mientras en su cabecita blanca solo pulula la obsesión por ganar el 6 de junio, a pesar de que los problemas se acumulan. Sus lacayos aprobaron la reforma a la ley de la energía eléctrica, que nos traerá una vuelta al pasado de apagones y recibos más altos. Habrá menos inversione­s —porque a ver quién es el guapo que trae su dinero a un país que cambia las reglas del juego a capricho—, lo que implica desempleo y menor acceso a oportunida­des.

En pocas palabras, el desarrollo que se logró al caño y de regreso a las cavernas.

En la reunión con Biden quedó claro quién manda, así como las discrepanc­ias presentes y futuras, en cuanto a la economía y las energías limpias. De la seguridad ni se habló y quedará bajo la supervisió­n de los funcionari­os del otro lado, que deben estar bastante a disgusto.

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