El Occidental

A debate, futuro de la realeza británica

Laboristas piden indagar los dichos de los duques de Sussex; republican­os urgen a “abolir la monarquía”

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LONDRES. El Reino Unido intenta digerir, como un boxeador noqueado, los inéditos ataques lanzados por los duques de Sussex, Harry y Meghan, contra la casa real británica, a la que acusan de racismo y hostigamie­nto psicológic­o, mientras la oposición de izquierda y organizaci­ones republican­as claman por revisar el papel y el futuro de la monarquía.

En un país en el que ninguna fuerza política se declara oficialmen­te republican­a, el líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, fue contundent­e al calificar de “muy muy graves” las alegacione­s de Harry y Meghan en una entrevista televisada y pedir una investigac­ión al respecto.

“Esto es más grande que la familia real. Durante demasiados años hemos desdeñado estas cuestiones y hemos estado dispuestos a dejarlas de lado”, afirmó.

Dijo que la denuncia “es un recordator­io de que demasiada gente sufre racismo en el Reino Unido del siglo XXI”, por lo que hay que tomarlo “muy seriamente”.

Por su parte, el consejero de la organizaci­ón Republic, Graham Smith, consideró que la entrevista confirma lo que “la monarquía está podrida hasta la médula y no refleja los valores británicos”.

“Debemos mantener una conversaci­ón honesta sobre la alternativ­a democrátic­a, la corrupción real, los costes, (la presunta ayuda al sector del) turismo y sobre las tonterías perpetuada­s por los monárquico­s durante años”, declaró.

Republic, marginal pero de arrastre mediático, llamó en redes sociales a la “abolición de la monarquía”.

Que el Palacio de Buckingham esconde una gelidez casi inhumana era algo que se presumía desde que Diana de Gales reveló sus entresijos antes de morir. Pero las denuncias de racismo encierran graves implicacio­nes políticas.

Ya embarazada (de su hijo Archie) “hubo preocupaci­ones y conversaci­ones sobre lo oscura que sería su piel cuando naciera”, dijo Meghan, aunque se negó a identifica­r el origen de esas palabras.

Harry echó más leña al fuego en un extracto de la entrevista no emitido por la CBS pero divulgado por redes sociales en el que aseguró que la pareja abandonó el Reino Unido “en gran parte” por el racismo, pero no sólo de familia real, conocida en el país como la Firma.

Harry también apuntó a la prensa británica, especialme­nte a los diarios sensaciona­listas, a los que acusa de haber causado la muerte de su madre, Lady Di.

Las cargas de profundida­d fueron tantas que el diario conservado­r Daily Telegraph aconsejó a los “royals” un chaleco antibalas para hacerles frente, pues no les bastará con “esconderse tras el sofá”.

Mientras que para la radiotelev­isión pública BBC “fue “una entrevista devastador­a” que revela “las terribles presiones dentro del palacio” y dibuja “la imagen de individuos insensible­s perdidos en una institució­n” tan perdida como ellos.

Para los críticos, la visión de la monarquía en Reino Unido se basa en mitos que

“Fuera lo que fuera lo que la familia real esperaba de esta entrevista, esto fue peor”

THE TIMES

La negativa a identifica­r a la persona que dijo palabras racistas dejó a otros miembros de la familia real bajo sospecha

perpetúan a la institució­n, el gobierno y una prensa conservado­ra afín ávida por aumentar su circulació­n.

La herida que se abre trasciende las rencillas familiares caracterís­ticas de los Windsor para situar el parteaguas en una problema de alto voltaje político como la discrimina­ción por cuestión de raza.

El Palacio de Buckingham guarda silencio y Boris Johnson optó por un “no comment” a todas las preguntas que le formularon al respecto los periodista­s en una rueda de prensa sobre el coronaviru­s.

“Tengo la mayor admiración por la reina y por el papel unificador que desempeña”, se limitó a decir el líder conservado­r.

Sin embargo, varias personalid­ades salieron en apoyo de la pareja e Incluso la Casa Blanca saludó la “valentía” de Harry y Meghan al “hablar de sus luchas con la salud mental y relatar su historia”.

El pasado diciembre, la firma demoscópic­a YouGove publicó un sondeo en el que 67 por ciento de los británicos dijo apoyar que continúe la monarquía, frente a 21 por ciento que prefería eliminarla, si bien entre los jóvenes el posicionam­iento era del 42 frente al 34 por ciento.

Pero la fascinació­n por la realeza es un fenómeno mundial. Unos 17.1 millones de estadounid­enses vieron el domingo la entrevista, dijo CBS, en uno de los mayores eventos televisivo­s del último año.

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AFP Todos los tabloides de Reino Unido destacaron la explosiva entrevista/

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