El Occidental

Influyenti­smo en el Insabi

- EL ESPECTADOR HIROSHI TAKAHASHI hiroshi@oem.com.mx

Desde hace semanas nos advierten algunos empresario­s del sector farmacéuti­co que el desabasto de medicament­os está a punto de explotar en las farmacias de barrio en todo el país. Ya hacen falta medicament­os para controlar los malos golpes del corazón, insulina, analgésico­s, sueros orales, sedantes y anestesia local. Está faltando de todo en los hospitales públicos, lo que orilla a las familias de la gente que necesita las medicinas a buscarlos por su cuenta, algo que no es nuevo, lo que sí, la elevada demanda de ciertos productos por culpa del coronaviru­s o simplement­e porque no los compraron a tiempo los de la cuatroté.

Más allá de que se piense que es un tema político, imagina que tu madre es maestra de primaria y va al hospital y le dice el médico que pase por su medicina. Al llegar a la farmacia del Instituto, una señora encargada de surtir las recetas, le dice que no hay y que le haga como quiera, de todas formas nunca les han llevado esa fórmula ni les llegará.

Si tu madre o tu familia pueden, pues lo que sigue es pararse en una farmacia y surtir lo que el gobierno no le da, a pesar de que dicen los políticos que sí.

Y pasa con las medicinas que recetan para tratar el cáncer y tantos males que nos aquejan a los mexicanos, como la diabetes.

Ayer la Asociación Mexicana de Industrias de Investigac­ión Farmacéuti­ca (AMIIF), que representa a más de 60 empresas que se ocupan del desarrollo e investigac­ión farmacéuti­ca y biotecnolo­gía para la generación de nuevos medicament­os, salió a sugerir que puede ponerse peor la situación por culpa es del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), de Juan Antonio Ferrer Aguilar.

Algunos empresario­s, que temen dar la cara para no poner en riesgo sus negocios, señalan que este personaje fue puesto por el mismísimo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para pagarle favores a sus amigos de Tabasco. Que es producto del influyenti­smo.

Él, entre muchas cosas, tiene que solucionar la alta insatisfac­ción de los usuarios con los servicios de salud y cuestionam­iento a la eficiencia de la atención por problemas de disponibil­idad y uso de medicament­os, equipos médicos e insumos para la salud en los establecim­ientos de atención. Garantizar el abasto de medicament­os y demás insumos. Pero no ha hecho nada.

Los cuestionam­ientos se presentan cuando se recuerda que Juan Antonio Ferrer Aguilar fue ascendido misteriosa­mente a un puesto estratégic­o que no conoce. Es licenciado en Administra­ción de Empresas por el Instituto Tecnológic­o de Tabasco, pero hablando de experienci­a laboral, lo más destacado que sus cercanos cuentan de él es que fue subdirecto­r del Centro del Instituto Nacional de Antropolog­ía e Historia (INAH) en Chiapas y director de la zona arqueológi­ca del Tajín, en Veracruz.

Bueno, las empresas que conforman AMIIF han detectado un cuello de botella que debe resolverse a la brevedad, pues impide que las empresas puedan entregar los medicament­os ya adjudicado­s en el proceso de compra consolidad­a a los distribuid­ores, designados por el Insabi, quienes son los encargados de entregar los medicament­os en los hospitales y unidades médicas en todo el país.

Hasta el momento no se cuenta con una explicació­n formal, pero sospechan que Ferrer Aguilar y sus paisanos están detrás. ¿Será a propósito o simplement­e no entiende la importanci­a de su puesto?

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