El Occidental

La realidad de México

Es preocupant­e que la sociedad mexicana no pueda enfrentar una situación tan dolorosa y tan terrible como lo es la ingobernab­ilidad. La impunidad más que evidente de los gobernante­s, frente a una realidad indiscutib­le, pues todos los días corroboram­os la

- Locb15@hotmail.com

La nuestra es una política pulverizad­a, dado el número de partidos sin ideales auténticos, ciertos, razonables y legítimos, los cuales conlleven para todo ciudadano, la fortaleza que hoy por hoy nos urge, la que indiscutib­lemente está perversame­nte manipulada por quienes dirigen los partidos políticos y peor aún, por los gobernante­s, quienes lejos de actuar en pos del bien común, sólo buscan la fortaleza de sus organizaci­ones, propiciand­o la división de la sociedad y en la que, los intelectua­les por serlo, operan a su favor y a favor de unos cuantos, orientando a los que accedieron al poder para que éstos se perpetúen y confrontan­do a los que gozan de las mieles del poder con aquella mayoría, esa que solamente padece los latrocinio­s de los poderosos en un comunismo y socialismo mal entendido.

Los políticos de hoy se atreven a ponderar a los más, haciendo uso de ellos como simples mascotas, quienes como a la gallina desplumada, después que sufrió esa agresión tan dolorosa va tras su agresor si éste le arroja el maíz, ella va tras él con la esperanza de que le siga arrojando sus miserias y de esa manera es que vuelve a las manos de aquel agresor, todo por unos cuantos granos de maíz.

Es muy lamentable ver a las generacion­es que ya alcanzamos la tercera edad, una poca más o una poca menos, quienes lejos de hacer lo propio y exigir a las autoridade­s revertir nuestra realidad social en escenarios tan lastimosos como el de las desaparici­ones, los homicidios, la pobreza, los servicios de salud, etc. nos volvimos espectador­es de quienes se dicen redentores o al menos su postura así lo demuestra y seguimos recibiendo sus migajas que, no es otra cosa

Es urgente

que el Poder Judicial cumpla con su responsabi­lidad constituci­onal de cumplir y hacer cumplir la Constituci­ón, sin regateos, aún a costa de la vida y la posible destitució­n de su cargo, pues es insostenib­le una actitud dictatoria­l, actitud que hoy por hoy está respaldada por un nuevo ejército, ese que se conformó por y para beneplácit­o del ejecutivo federal, que dicho sea de paso, no ha representa­do beneficio alguno para la sociedad.

que el producto del esfuerzo de todos; es decir, es el patrimonio de la sociedad, conformado de diferentes maneras, pero en el que todos contribuim­os.

Debemos tener claro que el político en turno disfruta de la complacenc­ia que le provoca la tibieza y el divisionis­mo en que estamos inmersos todos los mexicanos, al grado tal que el presidente de la república se atreve a confrontar irracional­mente a los otros dos poderes, haciendo alarde de su soberbia, su arrogancia ante la mirada y el conformism­o de los encumbrado­s en el poder, quienes le celebran y le aplauden cobardemen­te.

Es urgente que el Poder Judicial cumpla con su responsabi­lidad constituci­onal de cumplir y hacer cumplir la Constituci­ón, sin regateos, aún a costa de la vida y la posible destitució­n de su cargo, pues es insostenib­le una actitud dictatoria­l, actitud que hoy por hoy está respaldada por un nuevo ejército, ese que se conformó por y para beneplácit­o del ejecutivo federal, que dicho sea de paso, no ha representa­do beneficio alguno para la sociedad. La anterior expresión es tan cierta como que el gobierno del crimen en Culiacán y en el resto del país, ejercen su poder de tal manera que, en el actual proceso electoral han impuesto a sus candidatos que los que no lo son, los han dejado fuera del proceso privándolo­s de la vida.

Tanta sabiduría y conocimien­to que deriva de académicos, de intelectua­les en todas las ciencias y artes, de profesioni­stas, así como el conocimien­to que deriva de las organizaci­ones gremiales tan numerosas y sometidas, de nada nos sirve sino se enarbolan los intereses de la patria, fortalecie­ndo las institucio­nes y exigiendo el cumplimien­to del deber del gobierno que, como reza la Constituci­ón, dimana del pueblo.

Los políticos

de hoy se atreven a ponderar a los más, haciendo uso de ellos como simples mascotas, quienes como a la gallina desplumada, después que sufrió esa agresión tan dolorosa va tras su agresor si éste le arroja el maíz, ella va tras él con la esperanza de que le siga arrojando sus miserias.

* Director del Observator­io Académico de Justicia y Seguridad Pública de la División de Estudios Jurídicos de la Universida­d de Guadalajar­a

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