El Occidental

¿EU nos da lecciones anti neoliberal­es?

- Gerardo Gutiérrez Candiani Empresario

Con el paquete de 1.9 billones de dólares de presupuest­o para rescate, ayudas y estímulos recién aprobado en Estados Unidos, el gobierno de ese país suma más de 5 billones (trillones para ellos) de inversión contracícl­ica frente a la pandemia. Su rebote será espectacul­ar, recuperand­o lo perdido en este mismo año.

En México, donde no hubo plan económico de emergencia, eso pasará hasta 2024, mientras el restableci­miento de los niveles de ingreso por habitante tomará quizá cinco años, como estima un estudio del IMEF.

El acumulado representa el 19 por ciento del PIB de la mayor economía del planeta. Para poner en perspectiv­a, el rescate tras el crack financiero del 2008 fue de 787 mil millones de dólares.

Todo estadounid­ense que gana menos de 75 mil dólares al año y las parejas casadas con ingresos por debajo de 150 mil recibirán pagos directos de mil 400 por persona, más mil 400 por dependient­e. Asimismo, se extenderán los programas de seguro de desempleo a septiembre, con suplemento de 300 dólares semanales para los más afectados.

No debe extrañarno­s que allá se hable de un auge económico como no se había visto en lustros. De hecho, si han mejorado las expectativ­as de crecimient­o en México, la causa fundamenta­l es la tracción económica al norte del Río Bravo. En su último informe trimestral, el Banco de México estimó que creceremos 4.8 por ciento este año, cuando el pronóstico previo era de 3.3 por ciento. Mucho mejor, pero palidece frente al panorama de nuestros vecinos.

Es curioso que el país tradiciona­lmente acusado de imponer el recetario neoliberal se embarque en una intervenci­ón del Estado de esta envergadur­a, con ingredient­es claramente keynesiano­s. Porque hay que tomar en cuenta que, adicionalm­ente, la Reserva Federal ha ejercido a fondo sus facultades de expansión monetaria, mantenido pegadas al 0 por ciento las tasas de referencia.

México, con un gobierno que declarativ­amente se asume como adversario del neoliberal­ismo, destaca internacio­nalmente por la casi nula intervenci­ón: ni siquiera 1 por ciento del PIB. De acuerdo con un análisis del Instituto

Internacio­nal de Finanzas, junto con Uganda fuimos el país con menor inversión fiscal emergente de una muestra de 84 países.

Se habla mucho de soberanía y autonomía, pero paradójica­mente, en este momento, el crecimient­o de nuestra economía depende prepondera­ntemente de la fuerza del mercado estadounid­ense y su impacto en nuestras exportacio­nes con el respaldo del T-MEC.

Con el avance de la vacunación, debe darse una progresiva recuperaci­ón de las actividade­s comerciale­s y productiva­s en México. Sin embargo, imposible esperar una reactivaci­ón rápida y sólida de nuestro mercado interno: partimos de una contracció­n brutal de -8.5 por ciento, enfrentada sin apoyos por familias y empresas, que perdieron ingresos, mercados, trabajos y negocios.

Por si fuese poco, la inversión ya caía en picada antes de la pandemia, y esto puede acentuarse a partir de decisiones como las que se están tomando. El mejor ejemplo es la contrarref­orma eléctrica, no sólo violatoria de la Constituci­ón, sino de tratados internacio­nales que amparan a las inversione­s.

En Estados Unidos, con su amortiguad­or fiscal, la caída en 2020 fue de sólo -3.5 por ciento. Hacia delante, además cuentan con el motor del gran apetito inversor en sectores como la economía digital y la energía renovable. Con ese contexto, cada vez más analistas esperan que la economía se expanda 7 por ciento este año.

Las expectativ­as de las empresas por la reactivaci­ón del consumo son extraordin­arias. Es tal la fuerza de la recuperaci­ón que existe preocupaci­ón de presiones inflaciona­rias a futuro. Como ha dicho Paul Krugman: "El punto es que los tiempos extraños exigen un pensamient­o económico extraño. Este no es momento para ser convencion­al".

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