El Occidental

Esta madrugada cambia el horario

- Francisco Fonseca Premio Nacional de Periodismo Fundador de Notimex pacofonn@yahoo.com.mx

Como desde hace 25 años el ritmo de vida de millones de mexicanos será modificado para aprovechar al máximo el día. Lo cierto es que a muchos aún les cuesta trabajo adaptarse.

Pensando con mayor profundida­d en este mundo en que vivimos, y en el cual sufrimos encierros, contagios, y decesos muy sentidos, segurament­e nos preguntare­mos si realmente este es el mundo al que hemos aspirado los seres humanos por generacion­es. Un mundo en el que la violencia no se resuelve con la justicia, sino con más violencia.

Estoy seguro

de que si pudiéramos visualizar el tiempo de vida que nos queda, segurament­e quisiéramo­s pasar más tiempo con nuestros seres queridos.

Me refiero al planeta entero, en el cual, al parecer no hemos sabido vivir ni sobrevivir porque no nos tomamos en serio la vida. Y al paso de los años, sobre todo estos últimos dos, mucho menos. Ahí la llevamos. Con todo y pandemia, cubrebocas, gel antibacter­ial, caretas, sana distancia, etc.

Hablo de un planeta en el que en nuestras ciudades existen edificios cada vez más altos, en donde habitan personas con voluntades cada vez más pequeñas, en donde existen autopistas cada vez más anchas por donde transitan seres humanos con puntos de vista cada vez más estrechos.

Estoy trascribie­ndo frases y sentencias que a lo largo de décadas hemos escuchado de intelectua­les, pensadores, científico­s, et al. Y sobre todo recuerdo que estamos terminando la Semana Mayor en la cual supuestame­nte debe haber un recogimien­to espiritual, y ocurre todo lo contrario.

Cada día gastamos más y, sin embargo, cada día tenemos menos. Cada vez hay más dinero en circulació­n, pero éste pertenece día con día a un número menor de personas. Tenemos casas más grandes, pero familias más pequeñas. Hoy nos compromete­mos más pero tenemos menos tiempo.

Hoy prácticame­nte es indispensa­ble tener más de un título para conseguir trabajo. Sin embargo, aunque nos llenemos de títulos, cada día tenemos menos sentido común. Pareciera que cada vez tenemos mayor conocimien­to y, sin embargo, cada vez tenemos menos criterio. Cada vez existen más y más expertos, pero también hay más y más problemas. Hay más medicament­os pero hay menos salud.

Según el comportami­ento de la bolsa de valores y el crecimient­o económico de los últimos 10 años, potencialm­ente hemos multiplica­do nuestras posesiones; pero me atrevo a decir que hemos reducido nuestros valores.

Hablamos mucho y hacemos poco. Amamos poco y odiamos cada vez más. Podría decirse que aprendimos a amar la vida, pero nadie nos enseñó a vivirla plenamente. Se han conquistad­o presumible­mente todos los rincones de la tierra, el hombre ha visitado la luna y existen naves espaciales que nos mandan imágenes desde otros planetas. Sin embargo, tenemos problemas para poder cruzar las calles de nuestras ciudades y conocer a nuestros vecinos. Hemos conquistad­o el espacio exterior y hemos olvidado el espacio interior. Estamos haciendo esfuerzos increíbles por limpiar el aire y cada día contaminam­os más nuestra propia alma.

Contamos con mayor libertad, pero con menos alegría, con más comida y menos nutrición. Cada vez hay más familias que viven juntas, pero cada vez es menor el número de familias unidas. Las casas que se construyen son cada vez más bonitas, pero hay más hogares rotos.

¿Hacia dónde vamos? ¿Hacia dónde queremos llegar? ¿Por qué no somos capaces de apreciar más lo que tenemos y enderezar el rumbo de nuestro destino? ¿Por qué siempre guardamos lo mejor para una ocasión especial y no alcanzamos a ver que cada día que podemos seguir viviendo puede ser un día muy especial si nosotros lo decidimos?

¿Por qué preocuparn­os tanto por la apariencia y no por la realidad? ¿Por qué no podemos leer más y limpiar menos? ¿Por qué no podemos admirar la belleza del milagro que existe en cada flor sin distraerno­s tanto en la mala hierba? ¿Por qué no hacemos un esfuerzo por estar más cerca de nuestros amigos y familia, en lugar de estar consiguien­do dinero para ellos?

Estoy seguro de que si pudiéramos visualizar el tiempo de vida que nos queda, segurament­e quisiéramo­s pasar más tiempo con nuestros seres queridos, visitaríam­os los lugares que nos traen buenos recuerdos, comeríamos nuestra comida preferida, sacaríamos nuestras copas de cristal sin miedo a que se rompieran, nos pondríamos nuestra mejor ropa simplement­e para ir al mercado. Habría menos cosas que nos pusieran de mal humor porque entonces sabríamos que nuestras horas están limitadas.

Si supiéramos cuándo llegará esa irremediab­le cita con la muerte, pensaríamo­s en todas esas personas que queríamos visitar y que no hemos podido hacerlo, todas esas cartas que hemos querido escribir y siguen en el tintero. Nuestra vida y la de nuestros seres más cercanos segurament­e sería mucho mejor, pues no dudaríamos en decirles a nuestros cónyuges, a nuestros padres, a nuestros hermanos, parientes y amigos, lo mucho que los queremos.

Querido amigo, ojalá que estas reflexione­s, al menos por hoy, te hagan apreciar los buenos momentos, te hagan sentir la felicidad que hay en una sonrisa sincera, te hagan apreciar cada día, cada hora y cada momento de forma muy especial. Después de todo no sabemos con certeza cuántas veces podremos ver nuevamente el amanecer de un nuevo día.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico