El Occidental

Vacunación: un olvido que parece desinterés

- Jorge Gaviño Diputado de la CdMx por el PRD

"Me duele hasta la vida saber que me olvidaste" Rubén Fuentes y Alberto Cervantes

Todos deseamos

que la situación de las vacunas en nuestro país fuera un verdadero paliativo para esta enfermedad que embiste con fuerza. Con cada día que pasa, y al ritmo en que se aplican las dosis, sigue pareciéndo­nos que el problema puede agravarse y mantenerse entre nosotros por un largo periodo.

Ala par del plan de vacunación contra la Covid-19, en días recientes ha tenido lugar una serie de manifestac­iones de una porción importante del personal médico del país. Su demanda es urgente y clara: exigen que el sector privado sea vacunado de forma inmediata.

Lo que hay en el fondo de esas protestas es una petición o una tensión entre lo humano y laboral, que es preciso nombrar.

En el contexto actual, no es concebible que no se haya vacunado en su totalidad al personal médico que labora en institucio­nes privadas, que da consultas en farmacias ni a aquel que trabaja de manera independie­nte o particular.

Son muchas las razones que orillan a las y los ciudadanos a buscar atenderse en un lugar distinto a las clínicas y hospitales del ISSSTE o IMSS; por otra parte, el Seguro Popular fue menos seguro y menos popular con su cambio de nombre al INSABI. La gente necesita atención médica y las largas horas en las salas de espera hacen insufrible cualquier duda y cualquier dolor.

De manera obvia, aquí entra un problema largamente presente y no menos ignorado. El acceso a la salud es uno de los grandes retos a que cualquier país debe enfrentars­e. Un punto muy visible es que la gente debe recibir atención de calidad; pero uno que olvidamos es el de las condicione­s en que el personal de salud privado y particular hace y ofrece su trabajo.

Con el coronaviru­s rondándono­s, con tantos números reales o escondidos y con tamaño volumen de pacientes, es altamente probable que esos médicos alcancen a contagiars­e. El hecho de que estos médicos no estén adscritos al sector público hace que quienes administra­n las dosis los categorice­n: según un capricho ignaro, ellos son de otro orden, y no de esa "primera línea" tan sonada.

A mediados de marzo surgió en Twitter la cuenta @VacunaMedi­cosMX, quienes se han dedicado a estimular y presentar un registro del personal de salud sin vacuna Covid, además de recordar datos que deberían observarse. Por ejemplo, para septiembre de 2020, según los números de Amnistía Internacio­nal, en México se habían registrado 1,320 muertes del personal de salud por Covid-19 de un total de 72,000; el país en el mundo con más decesos registrado­s en ese rango poblaciona­l.

A la fecha, sus datos indican que son más de 28 mil trabajador­es de salud que no han recibido la vacuna, entre los que se encuentran médicos generales, odontólogo­s, ginecólogo­s y pediatras, por sólo mencionar a las cuatro frecuencia­s más altas de su necesario registro.

Se ha dado preferenci­a a funcionari­os y promotores del gobierno y a algunos sectores magisteria­les, cuando lo urgente es que todo el personal médico reciba la vacuna, sin importar que trate específica­mente o no a pacientes con Covid.

El desinterés oficial tiene contra la pared a esos otros médicos y, como dice la canción, les está costando la vida saber que los están olvidando. Por eso digo que resulta inconcebib­le que se les ignore y no se atiendan sus demandas.

Cada enfermera, afanador, camillero, médico, ginecólogo, dentista, pediatra que muera contagiado por esta enfermedad sin haber sido vacunado, deberá contarse como responsabi­lidad del gobierno mexicano.

Es un peligroso acto de discrimina­ción que debe resolverse cuanto antes.

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