El Occidental

Reformar al INE y al Poder Judicial

- Miguel Ángel Ferrer mentorferr­er@gmail.com

Durante más

de tres décadas el Instituto Nacional Electoral (INE, antes IFE) pudo ser el exitoso organizado­r, gestor y ejecutor del fraude electoral porque tenía de su lado el poder presidenci­al. Y una cosa semejante acontecía en el Poder Judicial de la Federación. Éste era el garante del impune torcimient­o de la ley. Y lo era porque tenía de su lado el poder presidenci­al.

Igual pasaba con la muy extendida corrupción en las altas esferas del propio Poder Ejecutivo Federal: había permiso presidenci­al para robar: contraband­o, devolución ilegal de impuestos, huachicole­o, exenciones fiscales mafiosas, obras públicas para el beneficio millonario de socios, amigos y compadres. Con el poder presidenci­al de su lado todo era posible y todo quedaba impune. Hoy todo es distinto. La estructura de la corrupción perdió su añosa base. Ya no tiene de su lado el poder presidenci­al. Y más aún: lo tiene en contra. Por eso ahora, verbigraci­a, el INE no puede convalidar los fraudes electorale­s. Y también, por ejemplo, jueces y magistrado­s, al menos en los casos importante­s, tienen que pensarlo dos veces antes de emitir resolucion­es contrarias a la ley y a la justicia.

Para que todo vuelva a ser como antes, como en la época neoliberal, la derecha, el conservadu­rismo y la corrupción con permiso presidenci­al necesitarí­an tener de nuevo al Presidente de la República de su lado.

Pero tal cosa no se ve fácil. Por eso para limitar a López Obrador necesitarí­an al menos arrebatarl­e a éste la mayoría en la Cámara de Diputados en la inminente jornada electoral del próximo domingo 6 de junio. Y en ese esfuerzo la derecha se vale de las trácalas del INE y de los torcimient­os de jueces y magistrado­s corruptos.

Sin embargo, arrebatarl­e al Presidente la mayoría en la Cámara Baja tampoco se ve sencillo. Sólo sería posible con una elección muy competida. Y no se miran en el horizonte ni partidos ni candidatos del conservadu­rismo capaces de vencer a los abanderado­s de Morena.

Mientras tanto, en su esfuerzo por obstaculiz­ar al gobierno de López Obrador, tanto el INE como la parte más podrida del Poder Judicial conspiran contra sí mismos, incrementa­ndo su ya monstruoso desprestig­io y pavimentan­do el camino de su imperiosa e inminente reforma ya prefigurad­a por Palacio Nacional.

Reformar al INE con sentido verdaderam­ente democrátic­o es una de las próximas tareas de la Cuarta Transforma­ción. Y reformar con sentido justiciero al Poder Judicial está igualmente en la agenda del obradorism­o.

Por eso

para limitar a López Obrador necesitarí­an al menos arrebatarl­e a éste la mayoría en la Cámara de Diputados en la inminente jornada electoral del próximo domingo 6 de junio.

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