Campañas y apatía social
Las elecciones de 2021 serán las más grandes, en las que se elegirán más de 20 mil cargos a nivel federal y local. Los mexicanos elegiremos 500 cargos federales y 19 mil 915 de carácter local, de acuerdo con datos del INE. El 6 de junio los mexicanos elegirán 300 diputaciones de mayoría relativa y 200 de representación proporcional.
Además, todos los estados tendrán elecciones, aunque sólo 15 votarán por un nuevo gobernador. En el caso de Jalisco, en lo local se renovarán los gobiernos municipales así como el Congreso del Estado, lo cual significa la elección local de 20 Diputaciones de mayoría relativa, 18 Diputaciones de representación proporcional, 125 Presidencias Municipales, 125 Sindicaturas y 1464 Regidurías.
Después de transcurrir ya una sexta parte del tiempo de su duración, y tras el errático y accidentado inicio de las campañas políticas, la oferta que presentan los partidos políticos y los candidatos independientes ha sido incapaz de atraer, involucrar y generar alta expectativa entre la ciudanía. Hemos sido testigos de que hay mayoría de candidatos sin sentido, rumbo, emoción ni creatividad. Los inicios de las campañas exhiben que muchos no distinguen los ordenes de gobierno, los alcances y atribuciones de los cargos a los que aspiran, desconocen la teoría general del estado e incluso el servicio público. Son repetidores de lo que leen en la prensa, siguen moldes y patrones de los políticos que conocen, respetan e idolatran, sin darse cuenta de que el molde no es medida estándar y que la circunstancia y las características del lugar, de la coyuntura, del momento, varían.
Incapaces de ser atractivos, la marca partido pesa más que los candidatos que no se atreven a romper la tradición, que se disciplinan a ideas y a formas que la sociedad rechaza y repele. Vemos pegas de calcas en cruceros y nos damos cuenta que ya pasó de moda. A la gente le moles
Son repetidores
de lo que leen en la prensa, siguen moldes y patrones de los políticos que conocen, respetan e idolatran, sin darse cuenta de que el molde no es medida estándar y que la circunstancia y las características del lugar, de la coyuntura, del momento, varían.
ta transportar la imagen de los políticos en su auto. Además, las calcas cada vez son más grandes, egocéntricas y feas.
Los discursos cargados de vaguedades, de promesas absurdas, de compromisos incumplibles, son la generalidad imperante entre candidatos de todos los partidos políticos e independientes incluso. Quien menos puede ganar es el que se despacha con las propuestas más absurdas, al fin, no hay oportunidad de tener que cumplirlas, así que enrarecen el debate volviéndolo fantástico, soñador e iluso.
Los políticos no lo saben, pero la ciudadanía si. Sabemos exactamente que es lo que no queremos; tenemos ya claro el diagnostico de nuestros problemas comunitarios; comprendemos que cambios, refundaciones, transformaciones y revoluciones son ofertas de más de lo mismo con distintas palabras. Hay poco interés, el animo esta en otras partes, el pronóstico de la participación electoral el 6 de junio es previsiblemente baja pues para ello, motivos hay muchos.
Las campañas en pandemia acusan desinterés popular, falta de animo, formulas desgastadas de contacto directo con el elector y estrategias digitales básicas, insuficientes, basadas en el pautado sin priorizar los contenidos, las propuestas, los mensajes y los exhortos a la acción.
El tiempo se consume muy rápido y a los electores, los candidatos nos siguen quedado a deber.