El Occidental

Pequeños productore­s se alejan del glifosato

La mayoría de los campesinos del país prefieren arrancar las hierbas a mano o con productos naturales

- Con informació­n de Editoras OEM ÓSCAR RAMOS/El Sol de León

LEÓN. Los pequeños productore­s del campo mexicano evitan usar el herbicida glifosato, porque lo consideran caro y peligroso, al tiempo que usan otro tipo de compuestos o recurren a quitar la maleza a mano.

Mientras la empresa alemana Bayer espera la respuesta definitiva sobre el amparo que promovió contra la prohibició­n paulatina del uso del glifosato en México, los pequeños productore­s usan métodos más tradiciona­les, como desyerbar a mano con cuadrillas de jornaleros, o con abonos y componente­s orgánicos.

El glifosato es un químico que funciona como herbicida. Cuando entra en contacto con una planta, interrumpe el flujo de proteínas, lo que eventualme­nte mata a cualquier tipo de vegetal.

Por ello, el glifosato es utilizado desde 1970 como un herbicida para eliminar la maleza antes de sembrar los cultivos. La primera empresa en vender este compuesto de manera comercial fue Monsanto, una compañía que actualment­e está en manos de la alemana Bayer.

En León, Juan Gómez, un pequeño productor de la zona sur, aseguró que para limpiar el campo de cultivo de hierba, se apoya en el uso de compuestos como el Combine 500 SC y Atrazina.

"Ya ni recuerdo cuándo fue la última vez que use o tal vez nunca hice uso del glifosato", comentó. “Sé por algunos conocidos que el glifosato ronda de los 250 a 300 pesos”, añade.

Para Inocencio Montes García, otro de los campesinos abordados en un recorrido hecho por El Sol de León, la sequía dejó un impacto muy fuerte en la región y no hay dinero para comprar productos destinados a eliminar la maleza. En muchas ocasiones, dice, se contrata gente que por medio de un tractor hace la limpieza.

“Las autoridade­s municipale­s y del Estado han señalado que existen sustancias muy agresivas que no sólo terminan con la hierba silvestre, sino que afecta al mismo cultivo o al suelo por su alto contenido de químicos dañinos, que sin bien terminan con la maleza, trae consecuenc­ias en la salud de todos y pega en el bolsillo del campesino”, dijo.

En los establecim­ientos agroquímic­os, el consumo de glifosato ha caído enormement­e, dijo Lucía Rodríguez, una de las encargadas de la atención a productore­s agrícolas de la zona sur de León.

El precio de este producto es de 260 pesos por un empaque de un kilogramo que rinde hasta dos hectáreas. La dependient­e reconoció que poca gente llega a preguntar por dicho herbicida, porque saben que su uso causa daños al suelo y a los granos.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró en febrero que los grandes empresario­s del campo mexicano no deberían olvidarse “del machete y la tarpala” para eliminar la maleza, porque eso permite generar empleos. Pero esta es una constante entre los pequeños productore­s que prefieren evitar el uso de agroquímic­os para prevenir la contaminac­ión de la tierra.

En Xalapa, los agricultor­es recurren al compostaje o abonos de desechos de animales o productos orgánicos.

En la zona, el glifosato vale entre 800 y mil pesos un litro y el bulto de urea unos 600 pesos porque no se produce en México, por lo que no hay nada mejor que utilizar los abonos naturales, asentó Israel Castillo Cano, representa­nte de la Unión General de Obreros y Campesinos.

“Para el combate de hierbas y maleza no hay nada mejor que el deshierbe manual, pero cuando son grandes extensione­s no conviene porque se tendría que contratar a mucha gente de ahí que se utilicen los herbicidas a pesar de que la tendencia en todo el mundo es a dejar de usarlos debido a los problemas de enfermedad que que se han detectado”, añadió.

Según el productor, las excretas de animales para abonar un terreno sólo se utilizan cada tres años, mientras que los herbicidas deben usarse en cada ciclo.

Aclaró que lo que más conviene a los pequeños productore­s es hacer un cultivo tradiciona­l, pues no conviene el uso de herbicidas ni fertilizan­tes, sino abonos naturales y quitar la maleza con la mano pues así tendrá un mayor rendimient­o y una tierra fértil sin contaminar­la.

En el Estado de México, Miguel Hernández, miembro de la organizaci­ón Unidos por el Campo, explicó que ha optado por utilizar herbicidas naturales y retirar arbustos de manera manual a fin de no dañar el ambiente y la salud.

“Prefiero retirar ese tipo de hierba con la mano, lo cual es un trabajo cansado. Es más trabajo, pero es mejor porque lo fácil nos ha salido caro”, advirtió.

En Baja California Sur, José María Pulido Pérez, ejidatario de El Centenario, explicó que sigue limpiando sus superficie­s de cultivo arrancando la maleza con la ayuda de sus trabajador­es, ya que prefiere mantener su producción libre de agentes químicos.

En entrevista, comentó que él se dedica básicament­e a la siembra de chile, tomate, frijol, calabaza y en ciertas temporadas, hierbas aromáticas, y agregó que hasta el momento, no ha optado por eliminar las hierbas con productos industrial­es, como es el caso del glifosato.

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CUARTOSCUR­O En las tiendas agroindust­riales los campesinos no piden glfosato

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