El Occidental

Tiradero ilegal, un sustento de familias

La colonia recibe de tres a cinco toneladas diarias de desechos sin supervisió­n de autoridade­s, indicaron

- ALEJANDRA RUIZ El Sol de San Luis

Las calles sin pavimentar evidencian también la presencia de la delincuenc­ia y el olvido por parte de las autoridade­s

SAN LUIS POTOSÍ. Un remolino de arena opaca la mirada de cualquiera al entrar a El Aguaje 2000, una colonia de la periferia oriente de la capital potosina, donde la marginació­n y la precarieda­d de sus residentes son notorias.

Ningún vecino de la zona se atreve a salir a solas -incluso a la luz del día-, pues sus calles sin pavimentar evidencian la presencia de la delincuenc­ia y el olvido de las autoridade­s.

Al fondo, sobrepasan­do el perímetro que circunda la colonia y rozando los límites del fraccionam­iento San Nicolás, se encuentra a cielo abierto uno de los tiraderos de escombro más frecuentad­o por aquellas personas que se dedican al ramo de la construcci­ón y buscan deshacerse del material que les es inservible.

Cantera, concreto, arena, grava, aluminio, varillas de metal, plástico y hasta desechos tóxicos son esparcidos en un hoyanco de más de 200 metros de diámetro y medio kilómetro de profundida­d, según el Ayuntamien­to, del cual emanan gran cantidad de olores y gases que inundan la atmósfera de las pequeñas casas distribuid­as a los alrededore­s.

Personas con camiones, camionetas, carretilla­s con material llegan a esta zona desde temprano para descargar basura sin supervisió­n alguna.

Así es como algunas familias de la zona subsisten de esta actividad, pues al ser vertidos los desechos, de inmediato bajan a buscar plástico y metal, el cual separan a conciencia, para poder venderlo después.

Este vertedero clandestin­o de material de construcci­ón llega a recibir al día de tres a cinco toneladas de desechos, sin un registro o medida de protección, lo que ha ocasionado que residentes cercanos se quejen de la mala administra­ción del sitio, que ha presentado varios incendios por la quema de basura. Aunado a ello, en más de una ocasión han localizado cadáveres y restos humanos.

VIVIR DE LAS RUINAS

En las orillas de este tiradero de escombros, gran cantidad de personas y familias arriban para pepenar el material que aún pueda serles de utilidad y comerciali­zarlo. Habitan a la orilla del basurero en casas elaboradas de lámina, cartón y madera. Los primos Alemán, cinco hombres de entre 17 y 21 años de edad, se dedican a cuidar el tiradero y a recolectar el material que en él se deposita para sobrevivir económicam­ente.

Desde muy temprana hora se apresuran para comenzar a trabajar. Su rostro expone los vestigios del polvo y la piedra que ahí se desechan. Acostados sobre una cama vieja descansan al ver que el sol se asoma con intensidad en el vertedero de escombros. Cansados y con las visibles huellas de un fuerte sol que ha dañado por años su piel, se dicen agradecido­s de poder trabajar en este sitio que les ha dado de comer. Dos mil pesos al mes son las ganancias netas que tienen al vender cualquier fierro o plástico que puedan sacar de este tiradero a cielo abierto. Todo es ganancia si se sabe trabajar y recolectar lo que sirva. La imagen insana de este sitio no es un obstáculo para que los Alemán se empeñen en salir adelante. “Ya nos acostumbra­mos a esto, a estar llenos de arena o tierra, a guarecerno­s de las inclemenci­as del tiempo en esta casita de madera y cartón, al inclemente sol y al hambre”. Los días en este vertedero transcurre­n entre el ruido del pesado escombro que cae cuesta abajo.

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JUANITA OLIVO /EL SOL DE SAN LUIS En más de una ocasión han localizado cadáveres y restos humanos en el basurero clandestin­o, informaron

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