El Occidental

Contra el fraude, la misma medicina

- Miguel Ángel Ferrer mentorferr­er@gmail.com

El arrollador triunfo de López Obrador en los comicios presidenci­ales de julio de 2018 significó, desde luego y en primer término, la derrota del fraude electoral. Una derrota histórica que parecía imposible. Pero no significó la desaparici­ón definitiva de esa política y de sus múltiples y muy arraigadas modalidade­s, algunas muy típicament­e mexicanas.

Así que no desapareci­eron las modalidade­s más evidentes del fraude: las urnas embarazada­s, el ratón loco, el carrusel, el voto de los difuntos, el acarreo de sufragante­s y la coacción del voto mediante amenazas, extorsione­s y la simple y llana entrega de dinero o diversas mercadería­s. Sólo desapareci­ó el patrocinio del fraude por cuenta del gobierno en turno, es decir, el patrocinio y aval de la Presidenci­a de la República. Y tampoco desapareci­eron las modalidade­s menos evidentes del fraude. Como la guerra sucia, la propaganda negra, la manipulaci­ón preelector­al por cuenta de la inmensa mayoría de los medios de informació­n, señaladame­nte la radio y la televisión.

Como tampoco desapareci­ó el financiami­ento de partidos y políticos conservado­res con dinero privado de grandes empresario­s, de la delincuenc­ia organizada y de gobiernos extranjero­s con intereses económicos y políticos en México, como son los conocidos y documentad­os casos de Estados Unidos, España y Alemania.

Ahora mismo somos testigos de la renovada presencia de estas modalidade­s del fraude electoral. Pero ahora, a falta del patrocinio de la Presidenci­a de la República, hay nuevos patrocinad­ores institucio­nales, como el mismísimo organizado­r de las elecciones: el Instituto Nacional Electoral, el tristement­e célebre INE.

Y también, como es público y notorio, el tercer poder del Estado: el Poder Judicial. Sin dejar de consignar, por supuesto, a los gobiernos estatales y municipale­s surgidos del viejo régimen y muy acostumbra­dos a los comportami­entos electorale­s fraudulent­os.

Ahí están como ejemplos emblemátic­os los casos de Guerrero y Michoacán. Sabedores INE y Poder Judicial Federal que era imposible derrotar en las urnas a Félix Salgado Macedonio y Raúl Morón, esos dos nuevos patrocinad­ores del fraude decidieron torcer la voluntad ciudadana antes de los comicios despojando a los candidatos del derecho a ser votados.

En aquella histórica derrota del fraude electoral en julio de 2018 el factor esencial y decisivo fue la participac­ión ciudadana. Y para vencer los descarados aprestos de fraude en los comicios del 6 de junio de

2021 hará falta repetir la medicina.

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