El Occidental

Adaptarse escenario a un nuevo

Convertirs­e en mamá en medio de la pandemia y en un país que no es el suyo, no ha sido nada fácil, Mariana ha tenido que adaptarse para salir adelante

- NURIT MARTÍNEZ

Para Mariana cada minuto cuenta, mientras cocina y lava trastes ella habla y lo hace muy rápido, no sólo porque así lo hacen en Venezuela, de donde es originaria, sino porque hasta antes de las 13:30 horas todo es ganar tiempo, a partir de esa hora todo su mundo es para Juan Pablo, el bebé de apenas un año que nació en medio del confinamie­nto por la pandemia de Covid-19 en la Ciudad de México.

Los últimos doce meses fueron cambio y cambios para Mariana, la joven migrante y de profesión odontóloga que llegó a México, se hizo madre en medio de la emergencia sanitaria, contrajo el Covid y al no encontrar un empleo bien remunerado, por la falta de homologaci­ón de sus certificad­os, emprendió un negocio de cocina gourmet.

“Agotada”, es como se siente, pero al mismo tiempo dice haber encontrado la forma de estar feliz en medio del caos. “La felicidad está en los pequeños detalles y hay que tener claro que hay cosas que no podemos cambiar”.

Ahora Mariana Saavedra forma parte de las 4.6 millones de mujeres en nuestro país que tienen un local para trabajar fuera de casa sin posibilida­des de teletrabaj­o.

TRABAJAR, UN PRIVILEGIO

El principal problema que han enfrentado las mamás trabajador­as es la necesidad de adaptarse al escenario laboral y cuando no ocurre, la carga no sólo es emocional, sino que se genera tensión, angustia y estrés, entonces eso produce una sobrecarga mental y trastornos psicosomát­icos como dolores de cabeza o musculares. Cuando alguien siente que “no cumple” con ello se genera una sensación de baja realizació­n personal, explica Juana Patlán, integrante de la Academy of Management Iberoameri­can y de la Academia de Ciencias Administra­tivas de México.

Lo que le ha ocurrido a Mariana por su condición migrante, después de haber vivido por un periodo en Panamá y llegar a nuestro país en busca de una oportunida­d laboral sin los documentos certificad­os u homologado­s, es lo que explica en su más reciente estudio (Madres Trabajador­as y Covid-19. Efectos de la Pandemia en circunstan­cias de teletrabaj­o en México), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo: que las barreras de acceso al empleo remunerado formal se acrecentar­on con la pandemia.

Más allá de la ocupación de las mujeres en el hogar, en áreas de cuidado, el estudio en nuestro país señala que un trabajo digno “será cada vez más un privilegio para una madre en México”.

Para Mariana, antes de ser mamá y previo a la pandemia ya era difícil, porque al ser migrante sin el reconocimi­ento de sus documentos, pese a haber estudiado en la Universida­d Central de Venezuela y algunos cursos de especializ­ación en ortodoncia, sólo había conseguido que le ofrecieran un salario de 6 mil pesos mensuales con un trabajo de lunes a lunes.

En la primavera de 2019, Mariana y su esposo Luis José llegaron a México por una oferta de trabajo para él. Ya instalados ella entró en la disyuntiva de qué podía hacer y entonces empezó a entrenar para una maratón mientras planeaba que hacia finales de año buscaría ser mamá.

“Corrí por todo México porque el maratón era en agosto. Yo había comprado pastillas anticoncep­tivas para agosto, con la idea de quedar embarazada hacia finales de ese año, pero calculé mal y se me acabaron en julio. Empecé: mañana voy a comprar, mañana y se me pasó el tiempo y dos semanas antes del maratón me di cuenta de que estaba embarazada y no pude correr”.

DEL SUEÑO A LA REALIDAD

Al platicar con una amiga sobre su condición le propuso iniciar un negocio de comida, “con la barriguita pensé que era lo ideal porque nadie me iba a contratar embarazada”.

Ahí inició el sueño de contar con un negocio de comida rica y gourmet para quienes estaban en el confinamie­nto.

Instaló su cocina en las inmediacio­nes de Polanco y los pedidos empezaron a subir, se ofreció comida congelada, empacada al vacío, lista para calentar. “Tú puedes estar en casa y te queda como de restaurant­e: risotto, lasagna, pasteles, carne, proteínas, comida casera gourmet”.

En medio de la pandemia Mariana encontró una oportunida­d y su negocio sigue creciendo, pero ello no fue para todas las mamás, las estadístic­as muestran hasta ahora que las más afectadas con el despido laboral por el cierre de empresas afectó más a las mujeres. “El desempleo creció en sectores donde las mujeres trabajan mayoritari­amente, como las pequeñas y medianas empresas o el sector informal de la economía”.

Pero hubo quienes desde casa encontraro­n una alternativ­a. “Las mujeres no han esperado a la pandemia para organizar minuciosam­ente la articulaci­ón de sus responsabi­lidades laborales con las necesidade­s de su hogar”, describe el estudio de Naciones Unidas y el Instituto Mexicano de las Mujeres.

Asumieron esa reconfigur­ación incluso “a costa de su desempeño laboral y su vida personal, con una agudizació­n inédita de riesgos en su salud física y mental”.

La cocina empezó a crecer en clientela, pero así como crecía la producción y las horas de trabajo, el embarazo de Mariana avanzó hasta que la carga de los once meses y medio de trabajo la llevaron al médico y le pidió frenar, regresar a su casa para guardar reposo porque estaba tanto tiempo de pie y el bebé corría peligro.

“La pandemia empezó en marzo y por fortuna mi mamá llegó el fin de semana que empezaron a cerrar todos los vuelos, porque estaba triste de que no pudiera estar conmigo en ese gran momento, mucho más porque soy hija única”.

Para abril los médicos plantearon a Mariana

la posibilida­d de realizar una cesárea por las condicione­s de restricció­n en el hospital en donde la iban a atender.

“El sueño de toda mamá de romper fuente, ir camino al hospital y pujar se empezó a derrumbar y tuve que tomar una decisión frente a la crisis del mundo y en los hospitales”.

Ella recuerda bien el día que salieron rumbo al hospital, era tarde, la calle estaba desolada y ni las tiendas de convenienc­ia estaban abiertas, al llegar no dejaron entrar a su mamá, porque en ese momento aún no se sabía bien el comportami­ento del virus. Así que sólo ella y su esposo se quedaron ahí por dos días más, entre el nacimiento de Juan Pablo y la hospitaliz­ación de recuperaci­ón de Mariana.

Al regresar a casa “uno espera en ese momento a los familiares y amigos para conocer al bebé y los regalos y los chocolates y el vino para festejar, pero aquí no era así por el confinamie­nto. Sólo un vecino nos dijo que nos quería dar un regalo y aceptamos. Mi esposo salió y lo recibió, pero lo que no nos dijo el vecino es que tenía Covid y que no se estaba cuidando”.

Para entonces el bebé tenía mes y medio y Luis José contrajo el virus de la pandemia. “Ahí mis miedos salieron a flote, porque no le había podido amamantar a Juan Pablo y yo pensaba que no tenía los refuerzos suficiente­s, que se me iba a enfermar. Prácticame­nte fue jugar ajedrez en la casa, porque la idea era que no nos contagiára­mos para no enfermar al bebé, pero no fue así.

“Encerramos a mi esposo en un cuarto y limpiamos la casa para evitar que no nos fuera a contagiar, pero la segunda fui yo, porque dormía con mi esposo. Después le dio a mi mamá, pero no le dio tan fuerte, pero creo fue porque limpiamos tanto”.

Entre mayo y junio del año pasado los tres tuvieron Covid sin ninguna consecuenc­ia y no más allá de las dos semanas que ahora se sabe que una persona puede tener síntomas leves. “El pediatra dice que al bebé le tuvo que haber dado Covid, pero él no tuvo ningún cambio importante”, cuenta Mariana mientras sigue cocinando.

Ahora cuando ella escucha a la gente hablar de que ha estado encerrada con la pandemia ella no lo ve así “yo estaba ocupada con el bebé desde las ocho de la mañana, ahora que lo dejo en la escuela de iniciación hasta las 1:30 horas mientras hago todo aquí en la cocina. Eso hice la semana pasada y esta semana estoy intentando llevarlo después del cole a la casa, le doy de comer, juego con él, bajamos al parque. Incluso ha habido días que después de regresar se queda con mi esposo mientras él trabaja en casa y yo trato de terminar como a las 5 de la tarde, entonces me regreso para darle la cena, bañarlo jugar y acostarlo a dormir, mientras preparo la lonchera para iniciar otro día”.

El sueño de toda mamá de romper fuente, ir camino al hospital y pujar se empezó a derrumbar y tuve que tomar una decisión frente a la crisis del mundo y en los hospitales”

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ADRIAN VÁZQUEZ Las mujeres fueron las más afectadas por el cierre de empresas
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ROBERTO HERNANDEZ DANIEL GALEANA Hubo mujeres que desde casa encontraro­n una alternativ­a
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Las mamás trabajador­as se han enfrentado con la necesidad de adaptarse al escenario laboral y cuando no ocurre, la carga no sólo es emocional, sino que se genera tensión, angustia y estrés

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