Escuelas, sin agua antes del Covid-19
Urge el BID a tener lavamanos funcionales, para un regreso seguro a clases presenciales
CDMX. Antes de que la Covid-19 llegara a México y confinara a todos los alumnos en sus casas, casi un tercio de las primarias y secundarias y una quinta parte de las preparatorias y bachilleratos ya carecía de agua potable y de lavabos de manos, de acuerdo con el documento Principales Cifras del Sistema Educativo Nacional 2019-2020, de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Si bien, la insuficiencia de infraestructura, más focalizada en lugares con pobreza, es producto de rezagos que el país arrastra desde hace décadas, lo cierto es que regresar a clases con esas carencias, en medio de la pandemia, representa un riesgo para alumnos, docentes y personal escolar administrativo, señala el investigador de El Colegio de México, Manuel Gil Antón.
De acuerdo con las estadísticas de la SEP, 31.6 por ciento de las escuelas de educación básica no contaban con lavamanos, 27 por ciento carecía de agua potable y 17.3 por ciento no tenía sanitarios independientes. En el caso de los planteles de nivel medio superior, los porcentajes respectivos fueron 21.2, 22.8 y 15.8 por ciento.
“(Hay) 62 mil 629 planteles que no cuentan con esta infraestructura de higiene prioritaria”, dice Alejandra Macías Sánchez, directora de Investigación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria
(CIEP). La también doctora en Políticas Públicas explica que atender únicamente la carencia de lavamanos cumple una de cuatro recomendaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para el regreso a clases.
María Asunción Gil González, dirigente de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en San Luis Potosí, coincide en que lo más preocupante es la falta de agua en los planteles e infraestructura para lavarse las manos.
“Hay escuelas que no tienen sanitarios. Se robaron todo, no tenemos siquiera una garrafa de antibacterial, ni Cloralex, para nada, en absoluto”, indica la lideresa magisterial. También lamenta la orden federal de que “las escuelas y los padres de familia hagan lo que puedan”.
“Está complicado regresar a clases, hay mucha resistencia de padres de familia. Soy la directora de la escuela Julián Carrillo. Con 600 alumnos, será difícil mantener la distancia de cada alumno. Todo el protocolo de higiene es muy difícil, estamos dispuestos a realizar el intento y esperar que no suceda nada malo”.
Ante esta realidad, Manuel Gil propone que tanto la SEP como la Secretaría de Salud certifiquen a las escuelas aptas para el retorno a las aulas, con una supervisión acompañada del magisterio y de los padres de familia.
De acuerdo con un estudio reciente del CIEP, de 2010 a 2021 el gasto público en infraestructura educativa cayó, en promedio, 21.6 por ciento cada año.
Entre 2020 y 2021 la caída fue aún más pronunciada: 79.1 por ciento en términos reales.
Las otras
tres medidas que urge el BID son: asegurar el distanciamiento social en las aulas, mantener las escuelas limpias y desinfectadas y asegurar que los alumnos y docentes lleguen y se mantengan saludables