El Occidental

Anaya: ¿exilio o huida?

- Especialis­ta en Comunicaci­ón Política

Apenas este sábado, el excandidat­o presidenci­al, contrincan­te de AMLO en la contienda y opositor en su gobierno, publicó un video muy a su modo, en redes sociales, en el que declaraba que López Obrador “lo quería fregar a la mala” y tenía la intención de encarcelar­lo para quitarlo de en medio y bloquear la posibilida­d de que contendier­a nuevamente en 2024 por la Presidenci­a de la República.

Lo que Anaya calificó como persecució­n política en su contra, tiene como origen las declaracio­nes del ex director de PEMEX, Emilio Lozoya, que desde el año pasado enfrenta varios procesos en su contra por el caso Odebrecht y el de Agro Nitrogenad­os, y está cooperando con la Fiscalía General de la República. De acuerdo a los dichos de Lozoya, que ahora constan en una denuncia en contra de Anaya; él, siguiendo las instruccio­nes de Luis Videgaray, le entregó en agosto del 2014 la cantidad de 6 millones 800 mil pesos como soborno para votar a favor de la reforma energética impulsada por el entonces Presidente Enrique Peña Nieto.

Si bien, las acusacione­s en contra de Anaya pueden ser ciertas, tampoco resultaría inverosími­l que fueran producto de algún tipo de negociació­n entre Lozoya y el gobierno actual para implicar a quien ha resultado por demás incómodo para el Presidente desde que anunció su regreso a la vida pública el año pasado. No está demás mencionar, que algo debe haber de motivación política detrás de este proceso, pues Lozoya presentó una lista de casi setenta implicados en el escándalo Odebrecht, y han sido pocos contra los que se ha iniciado ya un proceso.

Al respecto, Ricardo Anaya en su video del fin de semana, aseguró que, aunque le resultaba doloroso, optaría por exiliarse temporalme­nte a fin de salvaguard­ar su libertad y sus derechos políticos de cara a sus aspiracion­es de 2024, pues de quedarse, no creía tener un juicio justo e imparcial. En ese sentido, y en el intento de encuadrar su salida del país, más como una decisión de una oposición digna, que como una huida de la justicia, mencionó como referencia casos históricos como el de Benito Juárez, Francisco I. Madero, los hermanos Magón, y otros contemporá­neos como el de Leopoldo López de Venezuela.

Aunque resulta evidente que este no es sino un capítulo más del enfrentami­ento político entre Anaya y López Obrador, de cara a 2024, alguno de los dos está cometiendo un grave error de cálculo, y probableme­nte solo el tiempo nos aclare quién.

Por un lado, de tratarse de una verdadera persecució­n política con ánimos de bloquear las aspiracion­es presidenci­ales de Anaya, López Obrador podría estar generando el efecto contrario y con esto, darle aire, ponerle foco, y permitirle legitimars­e y afianzarse como la alternativ­a de oposición para su gobierno. Por el contrario, de continuar el proceso judicial en su contra y encontrars­e pruebas de los dichos de Lozoya, la salida del país de Anaya podría representa­rle una auto declarator­ia de culpabilid­ad, que definitiva­mente arrancaría de raíz sus aspiracion­es y le daría al Presidente un elemento más que soporte su narrativa de ser el presidente que encabeza la lucha contra la corrupción.

Al final, todo dependerá del rumbo que tome el proceso judicial en contra de Anaya, las pruebas que ambas partes logren presentar, y por supuesto, quién logre manejar mejor la opinión pública. Mientras tanto, Anaya tiene una importante decisión que tomar, no solo política sino legal, pues tendrá que definir si presentars­e o no a la audiencia a la que se la ha citado este próximo jueves. Hasta entonces, tendremos que mantenerno­s atentos al desarrollo de este capítulo de la política mexicana, que sin duda está preparando terreno para la próxima elección presidenci­al.

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