Feminicidas
Laura Restrepo llega a mis manos con una historia trágica, inquietante, basada en hechos verídicos. Expone la sordidez del ser humano. Los Divinos (editorial Alfaguara), es la narrativa perturbadora que devela poco a poco el ultraje a la inocencia aunada a la mente enfermiza y perversa del asesino regido por la vejación femenina como código de vida.
La escritora se inspiró en Yuliana, niña colombiana de siete años, asesinada el 4 de diciembre de 2016 por Rafael Uribe, arquitecto de 38 años de extracto social acaudalado. De tal forma, la historia nos hace reflexionar y cuestionarnos si la pobreza es el sector vulnerable donde se incuban los crímenes más atroces, exponiendo a su vez el poder, el dominio, la soberbia y el sometimiento. “Esas fisuras en la muralla invisible que separa el mundo de los ricos del mundo de los pobres”.
En Los Divinos, recordamos todos aquellos feminicidios, aquellos trágicos destinos de mujeres sometidas al machismo exacerbaste, “secuestro, tortura, abuso carnal, muerte por asfixia mecánica mixta, por sofocación y estrangulamiento”. Inevitablemente, estas páginas trajeron a mi memoria el reciente y trágico final de Mireya, joven originaria de Sombrerete, Zacatecas, localizada sin vida el pasado 8 de agosto en el municipio de Guadalupe, en un lote baldío junto a una cobija y una colchoneta.
La prosa de Laura Restrepo desgrana el ultraje contra el sector femenino y como se ha expandido de manera alarmante en los últimos años. “La violencia pesa y pasa, así sin más, pasa y arrasa, y la muerte se ha ido volviendo vida cotidiana”.
De enero a junio de este año se ha incrementado en un 3,7 por ciento los feminicidios con relación al mismo período del año anterior. Además, se llevan contabilizados mil 391 asesinatos, es decir, diariamente son asesinadas 10 mexicanas. Mientras que las violaciones se han incrementado en un 32.6 por ciento. Cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Los Divinos, invita a reflexionar sobre la trivialidad de la noticia, los medios y la indiferencia colectiva. “Cientos de niñas desaparecen cada semana de los barrios populares sin que nadie tome nota ni se inmute”.