El público respalda a Max Verstappen
Una marea naranja en el circuito costero de Zandvoort: el éxito del regreso de la Fórmula 1 a los Países Bajos este fin de semana, después de 36 años de ausencia, da testimonio del fervor que rodea al héroe nacional de ese deporte, Max Verstappen.
A mediados de 2019, 300,000 neerlandeses se inscribieron en el sorteo para decidir los lotes de entradas disponibles para el Gran Premio de Países Bajos de mayo de 2020, que iba a ser la primera carrera de F1 en el país desde 1985.
El Covid-19 hizo que esa carrera fuera suspendida y que se retrasara un año el regreso de la F1. Finalmente han sido 70,000 afortunados, cada día, los que pueden estar en el circuito de viernes a domingo. Es decir, un 67% de la capacidad del circuito, debido a las restricciones por la pandemia.
“Nunca he visto a un deportista de una disciplina individual que sea tan popular en nuestro país”, aseguró Erik Van Haren, que cubre la Fórmula 1 para el diario De Telegraaf.
Antes de tener este GP en su país, los fans neerlandeses llegaron a reunirse hasta en unos 10,000 para seguir a distancia el Gran Premio de Austria de 2019 en una sala de espectáculos de Ámsterdam. Es frecuente ver a aficionados del país desplazándose a Bélgica, Austria, Hungría o Alemania, vestidos a menudo de naranja. Se caracterizan además por ser muy ruidosos y por llevar botes de humo de color naranja.
“Los demás pilotos me dicen a veces que el número de neerlandeses que vienen a los Grandes Premios es una locura”, admitió en 2019 el propio Verstappen al ser preguntado por ello.
Países Bajos fue uno de los cinco mayores mercados para la categoría, con Brasil, Alemania, Italia y Reino Unido. Las audiencias habían registrado una gran progresión en Países Bajos.
Quince pilotos de ese pequeño país europeo han participado desde 1950 en los Grandes Premios de F1, pero ninguno había subido al podio antes de que lo hiciera el padre de Max, Jos Verstappen, que lo consiguió en dos ocasiones en 1994. Ninguno había ganado una carrera de F1.
Max, que vive en Mónaco y dice “no poder pasear ya en familia por la calle”.