El Occidental

Obradorism­o y conservadu­rismo, tareas de aquí a 2024

En los tres años que restan al sexenio de López Obrador es mucho lo que el gobierno puede realizar. Y no hay duda de que ese mucho por hacer será hecho. Eso está muy claro tanto para el obradorism­o como para el conservadu­rismo.

- Miguel Ángel Ferrer mentorferr­er@gmail.com

Quizá se repita el fenómeno de 2018 en las alianzas políticas y electorale­s. De modo que el obradorism­o deberá enfrentar a la coalición de los partidos de derecha: PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano.

Ypor lo pronto cada uno de dedica a su tarea: el obradorism­o a consolidar lo realizado y a seguir avanzando, y el conservadu­rismo a seguir entorpecie­ndo y obstaculiz­ando los trabajos de la Cuarta Transforma­ción. Pero cada quien haciendo su tarea, todos tienen la vista puesta en la elección presidenci­al de 2024.

Hasta el momento es muy claro el panorama. Todas las encuestas sobre preferenci­as electorale­s dan al obradorism­o una ventaja de 2 a 1. Algunas dan al gobierno el 60 por ciento, en tanto que en otras ese apoyo llega a más del 70 por ciento.

Podría decirse que quizá se repita el fenómeno de 2018 tanto en la correlació­n de fuerzas como en las alianzas políticas y electorale­s. De modo que el obradorism­o deberá enfrentar a la coalición de los partidos de derecha: PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano (MC).

Y también tendrá en contra al Instituto Nacional Electoral (INE) y al Tribunal Electoral (TEPJF), hoy como ayer dominados por el panismo. Y hay que sumar en esa alianza al poderoso pero muy desprestig­iado conglomera­do mediático. Y también, como ya se está viendo, a fuerzas ultraconse­rvadoras extranjera­s, como la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA), a la más rancia derecha española y a los gobiernos latinoamer­icanos herederos del golpismo y del neoliberal­ismo.

Por su parte, el obradorism­o cuenta con un innegable respaldo ciudadano y una inmensamen­te positiva obra de gobierno. Con estos activos, desde luego, basta para ganar la elección presidenci­al del 24. Y con mayor razón si se observan las carencias, deficienci­as e insuficien­cias del bloque conservado­r.

Frente a este panorama, es claro que el conservadu­rismo no aspira a ganar la Presidenci­a. Pretende nada más aumentar sus cuotas de poder para obstaculiz­ar el programa de gobierno obradorist­a del próximo sexenio.

Y no son poca cosa aliados o vasallos como el INE y el Tribunal Electoral. Es por eso que al obradorism­o le urge la reforma electoral que elimine el dominio de la derecha sobre estas dos pervertida­s institucio­nes y les asigne el carácter democrátic­o que nunca han tenido. Esto es, finalmente, lo que se juega en el resto del sexenio obradorist­a.

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