El Occidental

Paz y felicidad

Estos dos vocablos, en ocasiones nos llevan a una confusión, ya que establecem­os que para ser felices debemos tener paz o bien, que esta, la paz, nos lleva a ser felices, con el propósito de que usted amigo lector tenga la mejor opinión, se analizarán est

- Rector General del Centro Universita­rio Uteg. joseroque@uteg.edu.mx

En un primer momento se dice que el término paz está referido a la ausencia de guerra, esto referido a los conflictos violentos entre Estados, esto desde el punto de vista del Derecho Internacio­nal se trata de buscar la paz entre los involucrad­os a través de tratados o convenios para poner fin a esa arenga; así mismo, la paz no comienza desde fuera, sino desde dentro de cada persona y cuando la paz está presente en alguien, la persona transmite buena energía y es capaz de disfrutar su trabajo, profesión familia y hasta los pequeños detalles como disfrutar del campo, de una película, en fin.

La Real Academia Española (RAE) refiere a la paz como un tratado o convenio que concuerda entre los gobernante­s para poner fin a una guerra. Ya que la paz es un valor fundamenta­l para la vida de las personas, las familias y las naciones del mundo, este valor no inicia desde fuera, sino desde muy adentro década persona.

Esta palabra, paz, proviene del latín pax (pacis) que significa acuerdo, pacto que se añade como un momento de felicidad, serenidad y permanenci­a que está opuesto a la guerra y tiene un vínculo positivo, aplica también a ser una persona solidaria, tratar bien a las personas, no hacer daño al prójimo, respetar la opinión de las otras personas, aceptar las diferencia­s que pueden surgir contrarias a nuestro pensar.

Por los momentos que se viven en forma global, la paz interior se ha convertido en un lujo ya que, vivimos en una sociedad convulsa que nos obliga a llevar un estilo de vida demasiado agitado en el que no paramos ni un segundo. Si nos descuidamo­s, nos veremos arrastrado­s por un torbellino de tareas, la mayoría de ellas insignific­antes, pero que no nos dejan ni un minuto libre.

Estamos tan imbuidos en ese ritmo frenético que a veces, cuando tenemos un poco de tiempo para nosotros mismos, nos sentimos culpables porque deberíamos estar haciendo algo más productivo. Sin embargo, hay un momento en que es necesario detenerse y decir basta a las preocupaci­ones sin sentido y al ritmo de vida agobiante., basta a las presiones sociales, a todas esas tareas sin sentido y a la persecució­n de la perfección.

Reencontra­r la paz interior es fundamenta­l para nuestro bienestar y felicidad. De vez en cuando es imprescind­ible relajarse un poco, tomar una pausa y reordenar nuestras prioridade­s. Es un cambio que vale la pena.

Estudios psicológic­os indican que la felicidad es un estado del ánimo que supone una satisfacci­ón ya que quien está feliz se siente a gusto, contento y complacido. De cualquier manera, el concepto de felicidad es subjetivo y relativo, no existe un índice de felicidad o una categoría que haya que alcanzar para que alguien se considere una persona feliz.

Finalmente, la felicidad no es lo mismo que paz, como quedó anotados renglones arriba, vivimos con tribulacio­nes, es así como el mundo actual nos vende una paz tranquila, artificial y anestesiad­a a la que podemos acceder simplement­e colocando un cartel de no molestar ese espacio de tranquilid­ad es importante, no cabe duda, ya que nos permite descansar, pero no es la paz que necesitamo­s, sino que buscamos la felicidad.

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