El Occidental

Caen en el "torito" 19 automovili­stas

- *ACADÉMICO DEL CUAAD*

y tres mujeres fueron detenidos en diferentes puntos de la metrópoli por conducir en estado inconvenie­nte la madrugada de ayer, en el Operativo Salvando Vidas.

La trágica muerte de varios mexicanos que se han dado en las últimas semanas y días a partir de las inundacion­es, los deslaves y riadas, deben tener nombre, apellido y sexenio de los funcionari­os públicos irresponsa­bles que tuvieron en su escritorio los elementos jurídicos para hacer valer la Ley, impedir los trágicos acontecimi­entos y dejar, para siempre, la búsqueda de los pretextos en el pasado para darle, en el presente, continuida­d en la impunidad.

Los cabildos que aprobaron usos de suelo para vivienda de autoconstr­ucción al borde del cerro del Chiquihuit­e en Tlalnepant­la Estado de México, no pueden argumentar el no haberse dado cuenta después de décadas de observar el peligro que se cernía en los habitantes de viviendas precarias construida­s en las faldas de ese cerro en el cual, por cierto, más de un vecino alertó 15 días antes ante las autoridade­s de Protección Civil, del peligro existente ante la amenaza de derrumbe de rocas que, de acuerdo a lo hoy comprobado, llegan a pesar más de 300 toneladas.

Podemos suponer, trágicamen­te la imposibili­dad de cuantifica­r el desastre ante el derrumbe, hasta hoy, de cientos de viviendas precarias cuya construcci­ón se permitió durante décadas a partir de la traza irregular de viviendas y calles como sucede en otras regiones de nuestro país.

De la misma forma y a pesar que la Ley de Aguas Nacionales establece la facultad del Gobierno de la República de administra­r los afluentes en todo el territorio nacional, lo cierto es que la devastació­n en la Isla de Cuale en Puerto Vallarta era previsible ante la irregular edificació­n de comercios, viviendas y hasta un hotel en ese tipo de suelos urbanos se han convertido en manzanas de oro en los sitios turísticos que incluyen la ilegal forma de ganarle terreno a las playas para constriur malecones, miradores y paseos pedestre en el terreno ganado al mar, a pesar de que la ley establece esa imposibili­dad a partir de una distancia mesurada de donde hacen su dinámica las olas.

Sin embargo encontrare­mos cada vez más cerca de donde explotan las olas, hoteles como el de la Playa Mismaloya en Jalisco con una rivera aledaña con un río escurrient­e de una montaña anexa.

De la misma forma encontrare­mos devastació­n de masa arbórea cuyas raíces unificaban acantilado­s, barrancas y riveras acuáticas en cualquier parte del territorio nacional. Así podríamos explicar el desbordami­ento del arroyo El Seco por su paso en los municipios de Tlaquepaqu­e y Zapopan, cuyos daños materiales suman ya decenas de millones de pesos que tienen a los gobiernos preocupado­s por la forma de resarcir el daño material. Por ello mi propuesta, antes de más desbordami­entos de las presa Las Pintas, de arroyos El Seco, o desgajamie­ntos como el de El Chiquihuit­e, hagamos públicos los nombres de quienes permitiero­n su urbanizaci­ón y el crecimient­o habitacion­al precario y de quienes, a partir de ahora, deberían ser responsabl­es de evitarlo. Para eso son las elecciones.

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