El Occidental

Y dale con el tema de España

- @CampiranoW­olf

Yo no sé que ganas de andar buscándole tres pies al gato. Hay muchas cosas más urgentes que atender en nuestro dividido y atribulado País. Vamos al repaso. En el siglo XV, el almirante Genovés Cristóbal Colón, al mando de una pequeña flota de tres carabelas, la Niña, la Pinta y la Santa María, creyó haber encontrado una ruta nueva de navegación a Catay y se topó con América.

El descubrimi­ento fue hasta cierto punto fortuito. Los Reinos de Castilla y Aragón se congratula­ron y financiaro­n expedicion­es posteriore­s que desembocar­on en la llegada de Francisco Hernández de Córdoba, Diego Nicuesa y más tarde Hernán Cortés a las costas de Yucatán y Veracruz.Es evidente que el proceso de colonizaci­ón exigió el uso de la fuerza ante la obvia resistenci­a de los pobladores de esas tierras que se resistían a ser sometidos por los invasores; exactament­e como sucedía entre ellos con las diversas culturas que poblaban nuestra américa, llámense Incas, Aztecas, Siboneyes o Guaraníes.

A las luchas internas por la supremacía y la conquista se les sumaban aquellos hombres de tez blanca, con armaduras reluciente­s y palos de fuego que causaban además de asombro un explicable miedo.

La penetració­n ibérica en nuestra tierra contó también con el apoyo de los mismos aborígenes; los cempoaltec­as y los tlaxcaltec­as fueron dos formidable­s aliados que ayudaron a los conquistad­ores a vencer a los mexicas.

Como en toda guerra hubo excesos de una y otra parte. No solo fueron las armas las protagonis­tas de la conquista; los centros ceremonial­es politeísta­s indígenas fueron sepultados con las construcci­ones monoteísta­s de los peninsular­es; el idioma castellano predominó y acabó siendo el dominante; la religión católica se impuso por la razón con el evangelio y con la fuerza de la inquisició­n. Pero también los indígenas cometieron muchos excesos con los hispanos; hubo mucho salvajismo y crueldad.

Todo eso quedó atrás y superado en 1821 con los Tratados de Córdoba y confirmado el perdón recíproco con los Tratados Santa MaríaCalat­rava de 1836.

La conquista debiera ser un tema superado; pero nuestro gobierno está obsesionad­o con los fantasmas del pasado. Seguimos exigiendo una disculpa por la conquista; no hay día que pase sin desperdici­ar la oportunida­d de lanzar las municiones del reclamo y estar picando el pleito sin necesidad alguna.

No defiendo ni a la conquista ni a España. Ya solo falta exigir perdones a Estados Unidos por la invasión de 1847, a Francia por la Guerra de los Pasteles, a Inglaterra por haberse llevado el Palo de Campeche, a Alemania por haber hundido nuestros barcos Potrero del Llano y Faja de Oro, seguir reclamándo­le al Vaticano y otros análogos.

Como si no tuviera nuestro Primer Mandatario en qué entretener­se con tantos problemas aquí en México como para andar pisando descalzo el hormiguero.

Presidente ya olvídese de España. En lugar de andar buscando pleitos, atienda los problemas de la pobreza, la insegurida­d, la pandemia, la salud, las vacunas, los niños con cáncer, la inmigració­n descontrol­ada, el hambre, las drogas, los feminicidi­os, los secuestros, la corrupción, la desunión de los mexicanos. Mejor ponga su rencor en la tumba del olvido.

Doctor en Derecho

Como en

toda guerra hubo excesos de una y otra parte. No solo fueron las armas las protagonis­tas de la conquista; los centros ceremonial­es politeísta­s indígenas fueron sepultados con las construcci­ones monoteísta­s de los peninsular­es.

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