Con la mesa llena… Leo la edición pequeñita de
miles y miles de ejemplares del poeta Miguel Hernández (que por supuesto les deseo leerlo) para irme a otra parte del mundo, y regresar al presente con una visión más amplia; por cierto, para “el perdón” en el que insiste AMLO que es un hombre feliz, y que muchas de las familias de las víctimas no aceptan y se mantienen en “Ni perdón ni olvido”, habría que hacer una edición masiva de Miguel Hernández, quien fue aplastado injustamente por el franquismo y su familia murió de falta de comida, como canta la historia de ellos Serrat en uno de sus mejores discos, que se pueden conseguir en ediciones modernas; y en esas condiciones Hernández escribió una de las mejores obras en español de todos los tiempos, cuyo librito que mencioné al principio le regalé a Beatriz, la esposa de Andrés Manuel, en la presentación de su libro de poesía que se analiza en el Proceso que hasta hoy estará a la venta, porque mañana llega el nuevo.
De modo que regresar a la realidad luego de leer a Miguel Hernández es una buena forma de hacerlo, y ver que dice Juan Bustillos, un veterano experto en los políticos que acaban de salir para siempre, pero que tienen mucho qué decir, que conoció a Alfonso Durazo en condiciones muy difíciles, simplemente siendo secretario particular de Colosio cuando lo asesinaron, y comenta que ahora se lo encuentra aceptando las tareas más ingratas en el gobierno de AMLO: “la batalla imposible de ganar, la de devolver la seguridad perdida a los mexicanos”.
Y un experto que está en la postura de buscar tener éxito y ofrece muchos datos, de nombre Daniel Cabeza de Vaca Hernández, da unas conclusiones que compartiré completas:
Aparte de la constante lucha contra la corrupción y las medidas por la productividad y contra la pobreza, que serán la característica del gobierno de AMLO, el compromiso más difícil será el de la seguridad, y así resume el tema el citado estudioso:
“Sin duda, la próxima administración federal deberá encarar el crimen organizado a través de la debida persecución judicial y el eficaz debilitamiento económico y no sólo mediante el enfrentamiento armado, todo ello bajo el entendimiento de que Es-
tados Unidos deberá combatir, en paralelo, a su gigantesco mercado de consumo interno.
Por esa situación, deberá exigirse a nuestro vecino país que asuma la parte de la responsabilidad que le toca de manera integral, vía la cooperación internacional, y, enfáticamente, para que disminuya el tráfico de armas de alto poder hacia México y combate la distribución minorista de estupefacientes, la cual, en lugar de reducirse, sólo ha crecido exponencialmente en su territorio durante las últimas décadas”.
Esto recalca que hay aspectos nacionales sobre la seguridad que podremos atender inmediatamente en el nuevo gobierno, como todo tipo de delincuencia en nuestras entidades, el tema de las cárceles que ya mencionó López Obrador, la reubicación de los presos en el país y otros aspectos; pero muchas cuestiones esenciales son de tipo internacional, en especial entre los EU y nosotros.
Y en todo caso, acabaríamos nosotros diciéndoles a ellos que están llenos de rateros, violadores, y drogadictos, aparte de los traficantes de armas, y que no están haciendo su trabajo. Pero bueno, lo mejor será hablar claro, con datos, y llegar a acuerdos, y que los acuerdos se cumplan. Por lo pronto, que le haya caído bien AMLO a Trump ha sido positivo, pero necesitamos que eso se traduzca en hechos.