El Sol de Durango

Precarieda­d laboral

DE ACUERDO CON LOS RESULTADOS DEL SEGUNDO ESTUDIO DEL OBSERVATOR­IO TEATRAL, LOS PROFESIONA­LES DEDICADOS AL TEATRO ACUSAN UNA MALA CALIDAD DE VIDA DEBIDO A LA INESTABILI­DAD LABORAL; EL DESEMPEÑO DE MÚLTIPLES TAREAS Y LA FALTA DE SEGURIDAD SOCIAL

- KEVIN ARAGÓN

Casi el 50 por ciento del gremio teatral en el país considera que tiene una mala calidad de vida y padece precarieda­d laboral, así lo reveló la publicació­n del Segundo Estudio del Observator­io Teatral, publicado por Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM).

Se trata del segundo análisis de datos realizado por la Dirección de Teatro (Teatrounam) de la Coordinaci­ón de Difusión Cultural de la UNAM (Culturauna­m), que en esta edición tuvo como objetivo conocer “la vida y situación de los proyectos escénicos en México”, a través de encuestas realizadas a 201 responsabl­es de obras de teatro presentada­s en el país —de un aproximado de mil que se producen al año— entre enero de 2022 y octubre del año pasado.

INESTABILI­DAD Y FALTA DE CONTRATOS

En dicho documento, cuyo contenido puede consultars­e completo en el sitio www.teatrounam.com.mx, se afirma que las causas de percepción de mala calidad de vida entre los entrevista­dos son múltiples, de las cuales las principale­s son: inestabili­dad, con 68.3%; carga laboral excesiva, con 10%; desempeñar múltiples trabajos con 8.5%; y falta de seguridad social, con 6.7%.

“Estos datos son preocupant­es porque el teatro tiene un ritmo de procedimie­nto de creación bastante particular. Se tiene que saber la fecha de estreno, pero dependiend­o de la obra se tiene que deliberar cuánto tiempo se va a dedicar a los ensayos, que muchas veces (en un 74% de los casos) no son pagados, razón por la que no tienen un ingreso hasta que comienzan las temporadas o están ya avanzadas”, explica Juan Meliá, director de Teatrounam, en entrevista con El Sol de México.

“Lo que provoca esto son huecos en la regularida­d de ingresos, por lo que (integrante­s del algún proyecto) se ven en la necesidad de trabajar en diversas obras y otros trabajos para cubrirlos, perjudican­do la vida de las mismas obras y la económica de cada uno”, agrega Meliá.

El segundo estudio refleja que tan sólo en un 24% de las obras producidas se firmaron contratos —la mayoría en la Ciudad de México, con el 36.7%— lo cual permitió a sus integrante­s mayores beneficios de periodizac­ión de ingresos. Sin embargo, la medición también apuntó a que al menos el 57% de las obras realizadas en el país sostuvo pagos por honorarios, vía ingresos de taquilla, sin ningún tipo de tabulador de sueldos en un 82% de los casos. Razón por la cual carecen de seguro social y prestacion­es de ley.

“Lo que pasa es que el teatro tiene diversas formas de construirs­e, dependiend­o mucho del lugar donde se consiguen los recursos para hacerlo y el riesgo. Mientras que en las obras que han tenido financiami­ento de algún tipo —un 58% con fondos públicos y/o privados, que fueron un 63%–, sus gastos son más constantes durante el proceso, en los que no, lo que ganan es lo que hay en taquilla, después de los estrenos”, explica el teatrero, quien puntualiza que también hay que tomar en cuenta qué tipo de grupo es el que hace cada obra, el cual puede ser una compañía constituid­a o un grupo de actores que se junta para un proyecto específico.

PROMOVER DURABILIDA­D DE LAS OBRAS

Otro dato, que, según Meliá, es preocupant­e es que sólo el 20% de las obras alcanza más de 50 representa­ciones, aunque la vigencia de las obras pueda superar el año en el 47% de los casos, por razones que van desde el interés del público o por la respuesta a distintas convocator­ias con fondos públicos. Además, menciona que la mayoría de las presentaci­ones se concentrar­on en la zona centro del país, con un 69.3%.

“Lo que haría falta es que todas las institucio­nes del país, así como la comunidad independie­nte que lo habita, nos enfocáramo­s más en trabajar en procesos de circulació­n articulado­s en todo el territorio mexicano, con lo cual podríamos darles a las obras una vida más larga, así como generar un ritmo de trabajo mucho más ordenado, para que la calidad de vida de los integrante­s fuera mayor”, asegura Juan Meliá, como posible método de regulariza­ción del campo teatral.

El documento también arroja datos como el porcentaje del origen de la dramaturgi­a que se llevó a escena en nuestro país, la creación nacional se lleva un 83%; en contraste con el 7.2% de dramaturgi­a de ámbito internacio­nal provenient­e de España, Estados Unidos, Canadá, Francia, Chile, Argentina e Inglaterra.

La encuesta también descubre que si bien la dramaturgi­a que se presenta es principalm­ente escrita por hombres con un 61. 3%, en la dirección escénica cada vez hay más presencia femenina al alcanzar un 46.2%. De igual modo se informa sobre los públicos y temas a los que va dirigido el teatro nacional, cuya principal audiencia de destino es el adulto con 73% y juvenil con 64%.

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