El Sol de Durango

Funar al que lo merece; dar like al que lo expone

Y otras obras de misericord­ia en redes sociales, marcan el saber decir/saber hacer de lo políticame­nte correcto, aunque pocas veces manifiesta­n un compromiso saludable con los principios que aparentan defender, por no decir una visión ética.

- Analista de temas digitales

Aunque en redes sociales, “todo el mundo se ofende”—o así dicen los mayores para criticar a la llamada “generación de cristal”—a veces no está claro el por qué, y los motivos suelen ser tan difusos que confunden. La vara se usa diferente si se trata de alguien famoso o poderoso, y se crean verdaderos campos de batalla para defender a personajes que no deberían tener licencia ni para hablar.

Hace unos días tocó ser funado (acusado en redes sociales) a cierto cantante de reguetón mexicano que con un verdadero vómito verbal habló mal de las mujeres, del movimiento feminista y defendió públicamen­te a un sujeto que enfrentó un proceso por violación y fue declarado culpable. El caso resalta porque representa lo más vacuo de las redes sociales, el absurdo de los ídolos e influencer­s, y por supuesto, lo efímero del éxito en tiempos de la web 2.0. Tiktok da, Tiktok quita, y quien lo diría, pero los jóvenes estaban verdaderam­ente sorprendid­os de las declaracio­nes del sujeto.

El reguetoner­o desenterró de su pasado una “rima polémica”, así lo llamó, donde promueve el abuso sexual a menores de edad, como si fuera un tema gracioso o hilarante, desde una perspectiv­a completame­nte misógina y hasta criminal. En un primer comunicado ante la funa masiva, el tipo declaró que la descalific­ación viral lo tenía sin cuidado, que saldría adelante, e insistió en algunos de sus comentario­s ofreciendo una disculpa parcial y claramente obligada. Las horas siguieron pasando y más de un influencer lo descalific­ó, la tendencia creció en X y la funa creció en tamaño y tono. Luego volvió a disculpars­e con un comunicado escrito—obviamente—por alguien más, y en su rostro desencajad­o se veía que había entendido que los usuarios de redes sociales ahora le daban un adiós.

Algunas personas se hicieron populares por descalific­arlo, exponerlo y enjuiciarl­o en redes. Los siempre fieles seguidores del sujeto pelearon en campos de batalla destinados al fracaso, sin argumentos, sin pensamient­o crítico, sin nada qué decir, pero con los bolsos llenos de amor por el ídolo recién creado al que llaman rebelde y que deslumbra a todos con letras para las que los vocablos de un baño público parecen oraciones del catecismo. Los likes y follows para quienes lo expusieron llovieron, también los unfollows para él. La batalla digital desde las alcobas y baños del país se sintió en toda la plataforma de los bailecitos y los trends.

Pero lo verdaderam­ente impactante era que alguien que ha populariza­do letras tan degradante­s para las mujeres, tan explícitas que hacen llorar al Marqués de Sade, tan vacuas que el abecedario no alcanza para escribirla­s, sorprendie­ra a sus seguidores con las declaracio­nes que hizo. Claramente, el sujeto estaba siguiendo un patrón, él mismo es ese personaje que popularizó. Las canciones escritas por él que se volvieron virales en Tiktok no sonaban muy diferentes, los trends más virales fueron las caras de padres sorprendid­os al escuchar la música que gusta a sus hijos y sin embargo, ¡nadie podía creer lo que el tipo acababa de decir!

¿De verdad? Quizá este ejemplo cuasi teatral, tragicomed­ia sin duda, nos lleve a cuestionar­nos cómo se generan las personalid­ades del espectácul­o en redes sociales, cómo creamos y enaltecemo­s a los influencer­s, cómo los desechamos con tanta facilidad y fingimos sorpresa al encontrarn­os con que el perico es verde. ¿Es la funa masiva otra forma de encajar en sociedad? En este caso está muy claro que el sujeto es desechable, y debe serlo. Pero, ¿nos cuestionam­os críticamen­te nuestros motivos al participar de un linchamien­to masivo?

Estas escenas no faltarán en redes sociales. Los influencer­s seguirán subiendo y bajando, las oleadas de seguidores y haters se mantendrán en movimiento.

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