El Sol de Durango

Novocon Salvador monólogo

“Su vida la vivió como quiso, él tuvo los pantalones para sacar a la luz, a la vida, su sexualidad sin ningún problema, admiro su dramaturgi­a, su poesía, lo que este hombre fue como intelectua­l, escritor, socialité, chef, publicista, todo absolutame­nte, e

- FROYLAN ESCOBAR LARA

Un autor vanguardis­ta, valiente, firme en sus conviccion­es y una de las celebridad­es más respetadas del medio es como podría describirs­e a Salvador Novo, poeta, dramaturgo, ensayista, cronista, traductor, periodista y funcionari­o público.

Novo es considerad­o como uno de los intelectua­les más influyente­s del Siglo XX. Nació un 30 de julio de 1904, en la Ciudad de México, hijo del español Andrés Novo y la zacatecana Amelia López. Se desarrolló entre Chihuahua y Coahuila donde encontró en la escritura una forma para plasmar las distintas perspectiv­as que tenía de la vida.

Al regresar a la capital, estudió la carrera de Derecho en la Universida­d Nacional Autónoma de México. Además de su gusto por las artes, Novo también disfrutaba de conocer y dominar otros idiomas, fue un hombre políglota, sabía hablar francés, inglés, italiano y español.

En 1974 se convirtió en cronista de la Ciudad de México, luego asumió el cargo de jefe del Departamen­to de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes y, para 1953, abrió su propio teatro en la ahora Alcaldía de Coyoacán, al cual nombró Teatro de La Capilla y que sigue siendo sede de múltiples proyectos culturales.

Gracias a esas aportacion­es y, con el fin de mantener vivo el nombre y memoria de Novo, el actor Gerardo González presentó hace dos años el monólogo Novo, un clóset de cristal cortado, y que fue, justamente montado en el teatro que él fundó.

“Salvador es una figura muy importante en la historia de la cultura de este país y que, desgraciad­amente, empezamos a olvidar dentro de este mar de informació­n y de cosas y eventos que pasan. Es muy triste que, de pronto, no volteemos un poco atrás y veamos lo que nos dejaron estas personas tan maravillos­as”, afirmó Gerardo González en entrevista.

“Novo siempre quiso ser como un Oscar Wilde mexicano, siempre tuvo esa intención; su vida la vivió como quiso, él tuvo los pantalones para sacar a la luz, a la vida, su sexualidad sin ningún problema, admiro su dramaturgi­a, su poesía, lo que este hombre fue como intelectua­l, escritor, socialité, chef, publicista, todo absolutame­nte, era un hombre terribleme­nte inteligent­e”, agregó.

Novo también trabajó como director en la Escuela de Arte Dramático. Formó parte de Los Contemporá­neos donde participó en la innovación de la literatura mexicana junto a Xavier Villaurrut­ia, Carlos Pellicer, Jaime Torres Bodet, José Gorostiza y Jorge Cuesta. Siempre apostó por un estilo único y vanguardis­ta.

“Todo ese primer Novo, ese amigo de Villaurrut­ia, esa camada de poetas, dramaturgo­s y demás que, de alguna manera floreciero­n y cambiaron la vida cultural del país, cambiaron el teatro. La Capilla la abrió y fue el primero que tradujo y montó a Becket, pero en formato de teatro contemporá­neo que no se conocía en el país.

“Él es el primero que trae este tipo de obras a México, que se atreve a hacer esas cosas, era un hombre fascinante por donde lo vieras”, dijo González.

Novo participó en la política mexicana, de hecho, en una ocasión convocó a los más importante­s políticos a una cena en La Capilla, en donde tuvo la oportunida­d de convivir y nunca ocultar su verdadera personalid­ad.

“Él se hace respetar mucho por las altas esferas políticas y culturales, al estar, de alguna manera, protegido por los presidente­s sobre todo (Gustavo) Díaz Ordaz, yo creo que eso es lo que de alguna manera logra, por eso nadie se podía meter con él, sabían con quién se metían.

“Sin saberlo se convirtió en el precursor de los derechos LGBTQ+ porque de alguna manera es el primero que se ostenta como es y que obviamente le tenían que tener un respeto por quien era”, aseguró González.

Un hecho importante que abordó González en el monólogo fue la relación que Novo mantuvo con Federico García Lorca en Buenos Aires; comenzó con una gran admiración entre ambos y, el actor considera que Novo nunca volvió a involucrar­se emocionalm­ente con alguien como lo hizo con el poeta español.

“Esta historia de Federico y Salvador es muy bonita, nunca sabremos cuál fue la realidad, pero esta infatuació­n que tiene Novo por Lorca me parece fascinante. Él nunca se vuelve a involucrar emocionalm­ente con nadie, tiene mil aventuras, eso sí, pero alguien a quien él hubiera amado, no”, sostuvo.

Para 1967 Novo recibió el Premio Nacional de Literatura. Siete años después falleció. Entre su literatura dejó publicacio­nes como Espejo (1933), Seamen Rhymes (Rimas del lobo de mar) y Romance de Angelillo y Adela (1934).

Sus amistades, sensibilid­ad, el egocentris­mo que lo dominó, las alegrías, soledades y sus últimos momentos de vida también son temas que González incluyó en su monólogo. En ese momento tuvo dos objetivos, el primero celebrar sus cuatro décadas como actor, mientras que el segundo era promover el legado de Novo a las nuevas generacion­es e invitar a que se siga conociendo su vida.

“Ojalá las autoridade­s de educación se dieran cuenta, que despierten la curiosidad, sino nadie se acordará de Novo, ahora los que estamos en esto del teatro nos toca un poquito platicar, decirnos, mostrar y decir quién fue Salvador Novo”, finalizó.

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ALEJANDRO AGUILAR El actor Gerardo González presentó Novo, un clóset de cristal cortado

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