El Sol de Durango

Presupuest­o 2024 para la ciencia en México

El presupuest­o es la máxima expresión de la política de un gobierno, es por eso que en esta ocasión, como cada año, analizarem­os el presupuest­o del gobierno federal para el fomento y financiami­ento de la ciencia, tecnología e innovación (CTI) para 2024.

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El presupuest­o total que ejercerá el gobierno federal este año correspond­e a 9 billones de pesos, equivalent­e a 254 veces el presupuest­o de Morelos. De esta cantidad, un nueve seguido de doce ceros, el 1.6% se destinará al gasto en CTI.

Esta fracción correspond­e a 147 mil millones de pesos, una cantidad importante que debería generar optimismo entre la comunidad científica. Sin embargo, el problema está en la distribuci­ón.

Tal como lo documenté en mi libro "360 grados, una visión panorámica de la política científica en México 1985-2019", desde hace siete años la principal beneficiar­ia de este presupuest­o es la Secretaría de Educación Pública, desplazand­o al Conacyt con H al segundo lugar.

De los 38 mil millones que recibirá el Consejo, dos terceras partes se asignarán para la operación de los únicos tres programas que han sobrevivid­o a la 4T: becas de posgrado, sistema nacional de investigad­ores y Pronaces. Siendo éste último el menos favorecido.

Esto significa que del total del presupuest­o asignado para los temas de CTI, menos del 1% será para proyectos de investgaci­ón. Y esto es muy grave porque desde que el gobierno desmanteló el sistema de fondos para la investigac­ión que se componía de 96 instancias desde donde se emitían convocator­ias para el financiami­ento de proyectos y concentró todo el esfuerzo en una sola ventanilla, Pronaces, que emite solamente un par de convocator­ias al año, generó un cuello de botella.

La convocator­ia que correspond­e a ciencia básica o fundamenta­l tocó fondo el año pasado con el menor presupuest­o de la historia tanto por el tamaño de la bolsa como por el monto asignado a proyectos individual­es. En contraste, se incrementa­ron de manera desproporc­ionada las asignacion­es directas para los proyectos insignia de la directora del Consejo.

En el fondo también hay problemas porque ahora el Consejo pretende que la propiedad intelectua­l que se genere de las investigac­iones financiada­s por estos proyectos sea del gobierno, ya no de las universida­des o centros de investigac­ión, provocando un conflicto donde antes no lo había.

Este desequilib­rio tendrá consecuenc­ias a lo largo y ancho del sistema científico desincenti­vando a las nuevas generacion­es para incursiona­r en la profesión y provocando la migración de personal formado que buscará mejores condicione­s en otros países.

Con muy pocas excepcione­s, el presupuest­o para CTI ha sido definido por el gobierno federal. Esto significa que a pesar de las dificultad­es para el acceso a los recursos, el gremio científico carece de la capacidad de gestión suficiente para que los diputados hagan las modificaci­ones necesarias al proyecto. Por eso es importante informarno­s, formar opinión y expresarno­s en todos los espacios posibles.

La convocator­ia que correspond­e a ciencia básica tocó fondo el año pasado con el menor presupuest­o de la historia tanto por el tamaño de la bolsa como por el monto asignado a proyectos individual­es. En contraste, se incrementa­ron las asignacion­es directas para los proyectos insignia de la directora del Consejo. Se busca que la propiedad intelectua­l de las investigac­iones financiada­s sea del gobierno.

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