La nueva guerra no tan fría
Estamos viviendo los preliminares de un reacomodo brutal en la geopolítica mundial. Por una parte, tenemos una alianza política, económica y militar entre China y Rusia, que es un contrapeso importante para Occidente; y, por otro lado, un Estados Unidos próximo a su elección presidencial que pareciera más el desfile de lo absurdo y del autosabotaje, con un presidente que habla con personas que no existen y un Trump creciendo y convenciendo, lo que puede llevar a una crisis institucional de gran calado si la Suprema Corte lo baja de la contienda.
La reconstrucción del orden mundial se debe a varios factores. El primero son las intervenciones militares recientes, por ejemplo el ataque de Hamas a Israel, los ataques a hutíes en Yemen y la invasión rusa a Ucrania que está próxima a cumplir tres años sin que caiga Kiev, pero logrando las anexiones de Crimea, Sebastopol, Donetsk y Lugansk, así como de Abjasia y Osetia del Sur, en Georgia.
Otro factor es el económico, donde resalta la salida del dólar como moneda de cambio internacional en países de Asia, África y en América Latina como Brasil, lo que les permite reducir la dependencia de la moneda estadounidense, en especial en un momento en el que vemos un Estados Unidos decadente e incapaz de poner orden en San Francisco, pero que quiere seguir siendo el policía del mundo sin auténtico liderazgo.
También está el tema de la deuda,
China debe 2.4 billones y Rusia 282 mil millones (ambos equivalen al 13 por ciento de su propio PIB) mientras que Estados Unidos tiene una deuda externa de 32.9 billones de dólares, lo que equivale al 122 por ciento de su propio PIB; para darnos una idea, México tiene una deuda de 880 mil millones, equivalente al 52 por ciento de su PIB.
A esto se suma el crecimiento de los BRICS, que en un inicio fueron Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, pero en los últimos años se han anexado más países como Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Etiopía, por lo que ahora concentra 45 por ciento de la población total y 30 por ciento de la economía mundial.
Frente a los BRICS y a La Franja y la Ruta, la única salida de Estados Unidos es consolidar el mercado de América del Norte, y esto lo tienen claro, al grado que Trump en su momento amenazó a Emmanuel Macron por el impuesto digital a compañías tecnológicas estadounidenses, aumentando con hasta 100% por ciento los aranceles a productos franceses.
Por lo anterior, el papel de México en este escenario se vuelve estratégico, en el que la independencia y la dignidad diplomática se convierten en activos muy importantes y se pueden volver el punto de convergencia de los dos bloques.
La realidad es que los conflictos se intensificarán, lo que obligará a tener mayor prudencia.