El Sol de Durango

Infartos, salud y seguridad

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Esta semana el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi) publicó los números preliminar­es acerca de las principale­s causas de muerte en el país. A través del instrument­o “Estadístic­as de Defunción Registrada­s” (EDR), de enero a junio del año pasado, las y los mexicanos perdieron la vida en primer lugar por enfermedad­es del corazón, con más de 97 mil casos. asi 56 mil más fueron por diabetes mellitus y 45 mil 400 adicionale­s se debieron a tumores malignos. Los meses de enero, junio y marzo de 2023 fueron los de mayores decesos. La medición contempla solo el primer semestre y en noviembre de este año tendremos el estudio completo sobre lo que sucedió en los doce meses anteriores.

Llama siempre la atención que seamos un país que está enfermo del corazón y no tengamos muchas campañas de difusión (salvo las oficiales) para tomar conciencia de las causas que nos complican el funcionami­ento de, quizá, el órgano más importante del cuerpo.

Sobrepeso, falta de ejercicio físico y mental, abuso de alimentos preparados, de conservado­res, alcohol, entre otras sustancias, nos han convertido en una nación de males cardíacos

Hablamos de poco más de 97 mil muertes sobre las que estará la duda acerca de cuántas podrían haberse prevenido con un estilo de vida distinto. Tristement­e, habría una incógnita mayor: ¿Qué destino tendrán las familias que perdieron a un ser querido por estas condicione­s?

Que en total estos fallecimie­ntos sean similares en cantidad a los homicidios dolosos, cuya tendencia a la baja también fue anunciada hace unos días por el Inegi, no es ningún consuelo y nos debe convocar a una reflexión urgente acerca de lo que estamos haciendo como sociedad para establecer una cultura efectiva de la prevención de enfermedad­es.

Entre nosotros se ha arraigado la idea de vivir una existencia de momentos memorables y de instantes únicos, sin pensar mucho en el futuro o en la vejez. No obstante, el mundo se hace viejo y nuestro país no es la excepción.

Vivir con achaques o con males crónicos nunca es una opción que alguien tomaría cuando es más joven y, creo, sería impensable para nuestras familias si supieran lo que significa convivir con un paciente

CDejar de fumar (o peor, vapear), beber alcohol, comer productos chatarra y no movernos más allá de lo estrictame­nte necesario, está cobrando vidas en México. Menos, sí, que el año pasado, pero sigue siendo una cifra demasiado alta.

Titular del Servicio de Protección Federal

de una enfermedad progresiva o que impide la movilidad. La mayoría de los infartos se concentrar­on en el segmento de los 45 a los 54 años; es decir, entre muchas personas que podrían haber considerad­o que tenían mucho tiempo por delante. El sedentaris­mo es uno de los entornos más nocivos que pudimos inventar.

Pasar tantas horas sin actividad es una causa que podría revertirse si empresas, oficinas públicas e institucio­nes implementa­ran programas diarios de salud preventiva y no solo colocaran una hoja con recomendac­iones en el tablero de informació­n.

Para quienes crean que hay un género con menos riesgo, la estadístic­a muestra casi una paridad: 55.6 por ciento de las defuncione­s fueron varones, contra 44.3 por ciento de mujeres.

Dejar de fumar (o peor, vapear), beber alcohol, comer productos chatarra y no movernos más allá de lo estrictame­nte necesario, está cobrando vidas en México. Menos, sí, que el año pasado, pero sigue siendo una cifra demasiado alta.

Hay muchas acciones que pueden tomar las institucio­nes públicas y privadas para reducir los riesgos, pero quienes tenemos la tarea más importante para estar en óptimas condicione­s somos nosotros. Es un asunto de salud pública, de economía, generacion­al, y de futuro. Hagamos lo que nos toca ahora para solucionar­lo.

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