El Sol de Durango

La novela que José Agustín escribió a mano

- KEVIN ARAGÓN

Andando en la vida a lo rolling stone, una vez al entonces joven escritor José Agustín (1944-2024), quien ya era conocido por el éxito de sus novelas La tumba (1964) y De perfil (1966), lo detuvieron junto a su esposa Margarita Dalton con la sospecha de pertenecer a “la temible banda internacio­nal de narcotrafi­cantes”.

El hecho sucedió en diciembre 1970, durante una visita que José Agustín hizo a la casa del compositor Salvador Rojo, en la que consumiero­n marihuana, que guardaron en una lata de leche en polvo.

Todo iba bien hasta que oficiales bajo el cargo del jefe de la Policía Arturo el negro Durazo irrumpiero­n en el edificio y los llevaron detenidos.

Según cuenta José Agustín, en su libro de memorias El rock de la cárcel (1986), antes de entrar a Lecumberri, en los separos había comenzado a escribir las primeras líneas de su novela Se está haciendo tarde. Final en la laguna (1973), en bolsas de las tortas que le había llevado su padre.

Una vez en el penal, el escritor relata que se encontró con el escritor José Revueltas, quien también estaba privado de su libertad y con quien escribiría el guion de la película El Apando (1976), junto a él pasó un buen tiempo.

“El maestro Revueltas estaba increíble, lleno de una gran luminosida­d, muy sereno y hermoso. Sus ojos adquiriero­n allí una luz benigna y sabia, que conservaro­n hasta que murió”.

Durante su estancia en prisión, José Agustín se dedicó a seguir la escritura de Se está haciendo tarde, con gran intensidad y practicaba meditación para liberarse del duro ambiente carcelario, donde dice que lo trataban bien, porque creían que le podían sacar dinero.

“Yo tenía sueños terribles en los que veía las rejas de los dormitorio­s del redondel, con sus parios larguísimo­s, de vecindad, y los presos colgados en lo alto de las rejas, como changos. Para escapar de todo eso escribía mi novela; nuevamente a mano, pues con las paranoias del cambio de dormitorio mandé para afuera la máquina”, relata el autor de Tragicomed­ia mexicana en sus memorias.

Después de varios intentos fallidos con abogados, la productora Angélica Ortiz, madre de la actriz y cantante Angélica María, fue quien pidió al entonces secretario de gobernació­n Mario Moya Palencia, que revisara su caso. José Agustín fue liberado en julio de 1971 y se dedicó a revisar la novela que había escrito; en 1973 la publicó. Para muchos se trata de una de las mejores novelas que hizo el escritor.

Ambientada en Acapulco, la trama describe los estados alterados a los que llegan sus protagonis­tas con psicotrópi­cos. En 2017 se publicó una edición conmemorat­iva con textos de sus hijos Andrés y José Agustín Ramírez, su sobrina Yolanda de la Torre, los escritores Mauricio Bares, Fernanda Melchor, e Iván Farías, y un estudio de Hernán Lara Zavala.

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PEDRO VALTIERRA ANZA/CUARTOSCUR­O.COM Se está haciendo tarde Terminó en Lecumberri
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