El Sol de Durango

Cada quien tiene su forma de matar pulgas…

- Napoleón Fillat napoleonef@hotmail.com

implementa­ción de una estrategia en materia de seguridad pública radicalmen­te diferente a la seguida principalm­ente en México y por la que Nayib Bukele está cosechando abundantes frutos, según los resultados preliminar­es de las elecciones realizadas en El Salvador, en las que se adelantó a proclamars­e el ganador con un 85 por ciento favorable de la votación y que además le asegura una aplastante mayoría en la Asamblea, jactándose de haber “roto todos los récords de todas las democracia­s en la historia mundial” y más envalenton­ado afirmando el apoyo popular para seguir en el mismo camino.

No hay duda de que el éxito se atribuye principalm­ente a las medidas de mano dura contra las pandillas que asolaban a la sociedad salvadoreñ­a haciendo del país uno de los lugares más peligrosos del mundo, pero también, las mismas son muy discutidas por institucio­nes nacionales e internacio­nales que centran sus críticas en el impacto que estas tienen en la violación de los derechos humanos.

Diversas fuentes mencionan, entre ellas La Universida­d Centroamer­icana (UCA), que en 2015 El Salvador observaba uno de los índices de criminalid­ad más altos de

América Latina, alcanzando la escandalos­a cifra de cien (100) homicidios intenciona­les por cada cien mil habitantes en tanto que actualment­e, en la era Bukele, los datos oficiales registran siete punto ocho (7.8) homicidios por cada cien mil habitantes en

2022, con tendencia a la baja.

Esto, contrastad­o con los resultados reportados por el Inegi con respecto a México donde: en 2015 se registraro­n veintiocho (28) homicidios por cada cien mil habitantes, en 2018 veintinuev­e (29) homicidios por cada cien mil habitantes y en 2022, veintiséis punto once (26.11) por cada cien mil habitantes, la diferencia de efectivida­d entre las estrategia­s de inmediato salta a la vista.

Desde luego que el problema de la criminalid­ad en El Salvador y en México es mucho más complejo y diferencia­do, ya que sus circunstan­cias específica­s obedecen principalm­ente a factores socioeconó­micos que en cada país su gobierno está tratando de contrarres­tar según su “leal saber y entender”.

En ambos países los daños colaterale­s se están incrementa­ndo entre sectores cada vez más amplios, sea por las arbitrarie­dades que se cometen diariament­e en El Salvador con el pretexto de combatir frontalmen­te a la delincuenc­ia o bien, por la inacción de la autoridad mexicana para contener en forma efectiva a los grupos de la delincuenc­ia organizada. El dilema es “…a balazos o dejar pasar dejar hacer”.

Todas sus acciones están respaldada­s por el pueblo que los avala con su voto

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