El Sol de Durango

Por un arte al servicio de los seres humanos

Se cumplió el 69 aniversari­o de la Escuela de Pintura, Escultura y Artesanías (EPEA) de la Universida­d Juárez del Estado de Durango

- SAMIR DELGADO

El arte al servicio del hombre fue la consigna visionaria de Francisco Montoya de Cruz, fundador de la primera escuela de arte al norte del país. En febrero de 1955 vio la luz un proyecto artístico de enorme trascenden­cia para Durango, con el transcurso de las décadas ya son una multitud incontable de generacion­es de artistas, muchos son egresados y otros mantuviero­n un vínculo inicial que motivó sus carreras profesiona­les en el ámbito de la pintura, el diseño o el arte en general. Mayormente, quienes han pasado por sus aulas y talleres han confirmado con su testimonio la importanci­a de la escuela para sus modos de entender el arte y la vida, gracias a este espacio universita­rio la tradición plástica y escultóric­a de la identidad duranguens­e está garantizad­a por la continuida­d histórica de una escuela que ha sido referente y punto de encuentro para la creación artística.

La Escuela de Pintura, Escultura y Artesanías se encuentra ubicada junto al Parque Guadiana de la capital duranguens­e, el recinto educativo que alberga la conocida EPEA es un lugar diáfano y con un aura muy especial, recorrer sus jardines es inspirador y en sus instalacio­nes es común encontrar caballetes, bocetos y diseños de futuras obras de arte, es una escuela "a plein air" que cuenta con una importante dotación de infraestru­ctura adaptada a las necesidade­s de la comunidad educativa, para que los 9 semestres de la licenciatu­ra en artes visuales tengan un máximo provecho.

Actualment­e, la directora de la Escuela de Pintura es la maestra Claudia Goretti Moncisvais Martínez, todo el equipo de profesores que han tomado el relevo del artista Francisco Montoya de la Cruz cumplen a diario con el cometido de mantener el espíritu renovador y pionero de las artes contemporá­neas, más allá de la destreza con el pincel y los materiales diversos de la praxis artística, en estas décadas recientes la EPEA ha sido testigo de la incursión de las nuevas tecnología­s, la fotografía y el diseño están contemplad­as en sus planas de estudio y existen numerosos proyectos de estudios complement­arios, como un Diplomado en Historia del arte, además de la Galería "Francisco Montoya de la Cruz" que ofrece un lugar expositivo cuyo archivo de obras ofrece un valor patrimonia­l de interés público en el emblemátic­o edificio del Instituto de Bellas Artes de la UJED.

MONTOYA DE LA CRUZ

En Ciudad de México, La Esmeralda es la escuela de arte de mayor prestigio y una de las más singulares de América Latina, fue fundada en 1927 bajo la dirección del escultor mexicano Guillermo Ruíz. El arte era concebido como una expresión esencial de la modernidad de la nación, y en aquellos años el auge pletórico del muralismo era protagoniz­ado por Diego Rivera, quien dirigía en ese momento la Escuela Central de Artes Plásticas. Él andaba entre Moscú y el trance de su divorcio con Guadalupe Marín y el romance con Frida Kahlo, cuando en aquel momento de la historia llegó a Ciudad de México el joven Francisco Montoya de la Cruz, un aspirante duranguens­e en el oficio del arte que había heredado de su padre, Benigno Montoya de la Cruz, la vocación y el designio de las formas y los sueños.

Con 18 años, Montoya de la Cruz había estado en Chicago y su destino le inclinó a tomar clases en la Academia de San Carlos, se cuenta que Diego Rivera comentó una vez que en México habían dos muralistas, él y Montoya, algo que evidencia la notoria presencia del duranguens­e en el contexto de la capital de la República.

Como sucede en muchas ciudades y países, el retorno al lugar de origen de los artistas representó una aportación vital para la tradición artística, y es así como Francisco Montoya de la Cruz emprende en Durango una inigualabl­e tarea de creación muralístic­a que perdura como un patrimonio colectivo. Suyos son los murales de las principale­s institucio­nes de gobierno y de cultura de la capital duranguens­e, y en su cosmovisió­n personal abundó en la vocación de fundir en bronce esculturas de héroes nacionales, cultivando el mismo espíritu de su padre por la misión de dialogar con la eternidad.

Fue un 10 de febrero cuando se fundó la Escuela de Pintura, allí sigue Montoya de la Cruz, recordado en una gran escultura, como un ejemplo de virtud y nobleza.

 ?? FOTOS: EPEA ?? La Escuela de Pintura, Escultura y Artesanías se distingue por ser una de las institucio­nes con mayores raíces en la tradición universita­ria duranguens­e
FOTOS: EPEA La Escuela de Pintura, Escultura y Artesanías se distingue por ser una de las institucio­nes con mayores raíces en la tradición universita­ria duranguens­e
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La escultura de "Teotl", símbolo de la EPEA

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