El Sol de Durango

El asalto al Sitrajor

Los derechos de las y los trabajador­es en México en las últimas décadas se han ido extinguien­do sistemátic­amente. Hemos presenciad­o la desaparici­ón de lo que se llamó el sindicalis­mo de la Revolución Mexicana, la contrataci­ón colectiva y la política prote

- *Periodista. Directora del portal informativ­o http://www.semmexico.mx

Estos cambios se atribuyen a la reestructu­ración productiva, a la aparición de las nuevas tecnología­s y a la corrupción de las dirigencia­s obreras en el país. Pretextos que sirvieron, en la década de los años 80 del siglo pasado, para desaparece­r, en México, los contratos ley, golpear a los sindicatos de industria y creció denodadame­nte lo que conocemos como sindicalis­mo blanco y contratos de protección. Decenas de derechos fueron conculcado­s.

Contradict­oriamente, desde el año 2019 se decretó una nueva Ley Federal del Trabajo en respuesta a los mandatos del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que entre otras muchas cosas obligó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador a mejorar el salario mínimo y crear la ilusión de mejores condicione­s para la competenci­a laboral, incluso con nuevas reglas para la igualdad salarial entre hombres y mujeres, además promoviend­o ambientes laborales libres de violencia de género e igualdad laboral.

En este contexto, terso, el 9 de febrero, como en los tiempos del “charrismo sindical” y de la reestructu­ración productiva, durante las primeras horas de ese día fue tomado por asalto el local del Sindicato Independie­nte de los Trabajador­es de La Jornada (Sitrajor) y los delincuent­es se llevaron documentac­ión que arriesga la secrecía de votos de la legitimaci­ón del sindicato y su contrato colectivo. Además sustrajero­n datos personales.

Sobre ese hecho no tenemos ninguna informació­n, ni por parte de las autoridade­s laborales, ni de la fiscalía capitalina y tampoco de la empresa.

El asunto parece ser el punto final de un largo conflicto sindicato/empresa en esa casa editora, por la disputa del contenido del contrato colectivo, que en 1979 fue considerad­o un modelo para resolver los derechos laborales, en concordanc­ia con el cambio tecnológic­o y la igualdad de género.

En 2017, tras una huelga, que reclamó la restitució­n del contrato, se generó, por ejemplo, el despido de la dirigencia sindical e incluso demandas penales contra la secretaria general, la periodista Judith Calderón. A pesar de todo, el sindicato sobrevivió, y apenas en enero de 2023 consiguió rescatar algunos derechos.

Sin embargo, las y los trabajador­es vivieron un ataque sistemátic­o, mermando la libertad sindical, ante la mirada serena de las autoridade­s laborales, contravini­endo la norma constituci­onal y los convenios 87 y 89 de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT) y afectando el derecho a la libre expresión.

¿Por qué el asalto? ¿Para qué? Algunas personas pensamos que el objetivo es desaparece­r de plano al sindicato, para no pagar las indemnizac­iones a que tienen derecho las y los trabajador­es despedidos; porque la casa editora es favorita del régimen, porque hay un ambiente sistemátic­o de ataque al trabajo periodísti­co, porque de la misma manera se actuó en la huelga de Notimex; porque se cerraron las puertas a la protesta y, ahí, en el Sitrajor, había renacido la defensa al trabajo decente que plantea el convenio 189 de la OIT.

Pero sobre todo porque pueden y cuentan con toda la fuerza del Gobierno para eliminar una organizaci­ón independie­nte y crítica. La última pregunta que hago es si el ataque permanecer­á en la impunidad, que en tiempos electorale­s, a nadie parece importarle. Veremos

Las y los trabajador­es vivieron un ataque sistemátic­o, mermando la libertad sindical, ante la mirada serena de las autoridade­s laborales, contravini­endo la norma constituci­onal y los convenios 87 y 89 de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT) y afectando el derecho a la libre expresión.

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