Incompetencia e ingobernabilidad
La violencia es tan mala como su utilización política. En todas las actividades politiqueras realizadas por algunos de los integrantes del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), existe una determinada “cultura” propia; por no llamarle adoctrinamiento, es decir, un conjunto de hábitos de conducta, condicionamientos de falta de ética, moral y criterio, sobre lo que representan y a quienes representan, privilegiando la mitomanía, la impunidad y falta de resultados.
Dves 20 de marzo se presentaron algunas manifestaciones en Campeche para pedir la renuncia de la gobernadora Layda Sansores San Román, así como de la titular de la Secretaría de Protección y Seguridad Ciudadana, Marcela Muñoz.
La movilización ciudadana se dio tres días de que comenzó el paro de labores de la Policía de Campeche, luego de que tuvieron que atender un motín en el penal de San Francisco Kobén sin los elementos necesarios y 30 elementos resultaron heridos, entre ellos policías mujeres.
“La gobernadora solo se ha burlado, a pesar de que las policías mujeres estuvieron en muchos riesgos, sin equipo, dentro del Cereso, fueron violentadas y pasaron momentos muy desagradables porque no llevaban el equipo adecuado”.
La titular del Ejecutivo aseveró que, era un movimiento político en su contra y sostuvo a Marcela Muñoz en su puesto, provocando airados reclamos en redes sociales, calles del centro histórico y los municipios. Sorprendentemente los siervos de Morena siempre acuden a echar la culpa a los gobiernos anteriores, quienes lejos de ser sancionados por tales fechorías, se pavonean ante las cámaras, disfrutan sus privilegios y eluden cualquier responsabilidad sobre los efectos deletéreos de sus manifiestos errores e inmoralidades.
Por supuesto, hay honrosas excepciones en este desolador panorama y no todos los partidos alcanzan las mismas cotas de ignominia, pero si atendemos a la llamada “clase política” como especie, el paisaje es descorazonador.