Justicia para Zaldívar
Cuando Arturo Zaldívar dejó la SCJN para incursionar abiertamente en política, quiero suponer que lo hizo luego de un proceso de reflexión en donde ponderó las consecuencias de la decisión; para nadie es un secreto que la política en este país está plagad
Así entonces, Zaldívar tenía claro en qué se estaba metiendo por lo que no puede ahora decirse sorprendido por la investigación que se iniciará en su contra por haber incurrido en presuntos actos que vulneran la autonomía e independencia de la Corte cuando fue su presidente.
Los señalamientos son graves, se le acusa de que siendo presidente de la SCJN ejercía presión sobre jueces y magistrados en ciertos asuntos para satisfacer intereses particulares y de terceros, así como de falta de imparcialidad y abuso de funciones. Dicho en términos llanos, se le acusa de negociar las sentencias para obtener un lucro personal.
El ex ministro se duele que se abrió la investigación con una denuncia anónima; habrá que recordarle, otra vez, que en política no es necesario que las denuncias sean reales o con sustento para proceder cuando hay interés en que procedan, vamos, ni que el presunto sea o no responsable para ser sancionado.
No obstante, la periodista Yohali Reséndiz sostiene tener evidencia de que Zaldívar habría recibido dinero en una cuenta bancaria que no reportó en su declaración patrimonial, y que tiene mensajes que exhiben presuntos actos de corrupción. También la magistrada Elba Sánchez Pozos hace señalamientos contra un personero de Zaldívar y dice que presentará una denuncia.
Pero más allá de que la denuncia sea anónima, Zaldívar no debe estar preocupado, sería el colmo que un ex ministro y ex presidente de la SCJN no confiara en la impartición de justicia en este país, que pensara que hay cochupos y triquiñuelas o que se pueda utilizar la “justicia” como instrumento de venganza política.