Segundo debate presidencial
El pasado domingo 28 de abril se llevó a cabo el segundo debate de candidatas y candidato a la presidencia de México; el saldo del encuentro queda en el terreno de las subjetividades, esto es, depende de la interpretación, gustos y preferencias que cada p
Luego entonces, señalar que tal o cual candidata o candidato fue el ganador es imposible, no existen parámetros objetivos que sirvan de asidero para tal determinación, por lo que me parece fútil entretenerse en esta discusión que es más bien de índole propagandística para los partidos políticos.
En lo que respecta al desarrollo del debate, muchos opinólogos señalan que prevaleció el ataque por sobre las propuestas, lo que tampoco es novedoso, estos encuentros suelen utilizarse para que los candidatos se tiren con todo, sin importar si tienen o no pruebas o si estas son suficientes para sostener su acusación, y más, sin asumir el compromiso de presentar y dar seguimiento a las denuncias.
Y lo hacen porque saben que a buena parte del pueblo bueno y sabio nos gusta más el morbo y el chisme que eso de las propuestas, nuestra cultura política no da para discernir si, por ejemplo, es viable la modernización de PEMEX dado el déficit que presenta, o si es posible financieramente incrementar programas sociales cuando se propone una exención del ISR para 20 millones de trabajadores que ganen hasta 15 mil pesos.
Así que es más atractivo enterarse si Xóchitl se benefició con contratos cuando fue funcionaria delegacional, si se robó algo, o si Claudia tiene 3 casas o de cuánto dinero se llevó su ex esposo; incluso tienen más visualizaciones los memes que el propio debate.
Por cierto, los números en cuanto al rating del primer debate son muy pobres, apenas fue visto por 11.8 millones de personas mayores de 18 años en televisión (de acuerdo con la medición de la empresa HR Ratings Media) cuando el padrón electoral supera los 100 millones de votantes.