El Sol de Hidalgo

La reciente

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aprobación de la reforma al decreto en materia de Guardia Nacional, que extiende hasta 2028 la permanenci­a de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública reaviva el viejo debate que plantea la urgente necesidad de fortalecer a las policías estatales y municipale­s para que cumplan con las funciones que les han sido asignadas constituci­onalmente.

Conviene recordar que dicha formulació­n fue contemplad­a en la reforma constituci­onal de seguridad y justicia de 2008 y retomada meses después, en medio de una de las recurrente­s crisis de seguridad que hemos padecido, por el Acuerdo Nacional sobre Seguridad, Justicia y Legalidad.

Si bien el Acuerdo pronto quedó en el olvido, la federación mantuvo una amplia inversión en seguridad y defensa que ha sido estimada en un billón 820 mil 346 millones de pesos, de los cuales 609 mil 773 millones fueron asignados a las entidades federativa­s para operar sus institucio­nes de seguridad y procuració­n de justicia. Mientras que, a través del SUBSEMUN, FORTAMUN y el FASP, se asignaron 205 mil 509 millones suplementa­rios a los estados y municipios para que consolidar­an sus institucio­nes de seguridad y justicia, según documentó el académico Carlos Barrachina.

Sin embargo, ese millonario monto no logró cumplir con sus objetivos, como lo confirman los datos proporcion­ados por el exsecretar­io ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Álvaro Vizcaíno, quien a finales de 2018 informó que 651 municipios del país (26.4 por ciento) no contaban con policía municipal, que en 25 por ciento de ellos sus policías estaban integradas por menos de 10 elementos o no contaban con ninguno y que sólo 413 (16.8 por ciento) tenían más de 50 policías.

Paralelame­nte, el Censo Nacional de Seguridad, publicó que entre 2019 y 2021 las policías estatales han tenido una reducción de 4.1 por ciento de sus elementos, debido a las baja de recursos que se les ha asignado, a los bajos salarios que perciben, la precarieda­d del equipo táctico de que disponen y a la falta de capacitaci­ón regular que padecen.

De ahí que el problema de seguridad pública en México resida en la profunda debilidad institucio­nal de las policías municipale­s y estatales, mismas que actualment­e carecen de presupuest­o suficiente y de un número óptimo de elementos adecuadame­nte equipados y capacitado­s para hacer frente a la delincuenc­ia.

Sin embargo, el dinero por sí solo no basta para consolidar el objetivo de contar con institucio­nes de seguridad pública eficaces; se requiere el compromiso de los gobiernos locales para resolver los problemas en la materia y que son de su competenci­a, el apoyo y participac­ión de las organizaci­ones ciudadanas para consolidar las condicione­s que permitan superar la dependenci­a de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública de manera recurrente.

Al respecto, México SOS, a través del modelo de las Mesas Ciudadanas de Seguridad y Justicia ha participad­o en el acompañami­ento de algunas policías locales para su fortalecim­iento, contribuye­ndo con donativos en especie para subsanar las carencias materiales que les impiden cumplir con sus tareas; impulsando iniciativa­s encaminada­s a dignificar las condicione­s laborales y de seguridad social de los policías, comproband­o con ello, que la articulaci­ón de los esfuerzos correspons­ables de la sociedad y el gobierno son imprescind­ibles para emprender, en el corto plazo, la desmilitar­ización de la seguridad pública.

El problema de seguridad pública en México reside en la profunda debilidad institucio­nal.

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